martes, 16 de noviembre de 2010

DURANTE LA REPÚBLICA, RECITAL A LOS PRESOS DEL PENAL DE SANTA MARÍA

Nuestro genial artista, José González Marín, siempre estuvo dispuesto a prodigar su arte de virtuoso sin par por todos los rincones de las geografías, muchísimas veces desinteresadamente sin reparar en la ideología ni en el credo del auditorio, e incluso, corriendo riesgos personales.


En la fotografía, los reclusos del Penal de Santa María escuchan uno de sus recitales en aquella prisión allá por los años de la II República.

Fue un hombre bueno, absolutamente generoso y leal, hoy injustamente injuriada su memoria por algunos de su pueblo. Sólo de su pueblo. En el pecado de indigencia intelectual llevaremos siempre la penitencia: Jamás se ha dado un caso igual en pueblo alguno de cualquier latitud.

Parece, según se afirmaba recientemente en el Boletín Informativo de la Asociación Vecinal Atalaya de Cártama y, en el Diario El aguijón, está totalmente decidido que al Teatro de Cártama, que desde su fundación en 1.942 ha llevado el nombre de José González Marín en honor de nuestro egregio paisano, se le quite tal nominación al ser remodelado.

Se cree que los poderes públicos locales van actuar así siguiendo los designios de unos cuantos indigentes intelectuales, cargados de insanos e inmotivados rencores contra la memoria del personaje más insigne que ha tenido Cártama en toda su historia, a la que dio fama en tres continentes. Según se comenta, nuestras autoridades municipales creen que, con ello, van a cosechar más votos, cuando, según se palpa, el estado de ánimos y la opinión generalizada (con las excepciones citadas) puede que llegado el día suceda todo lo contario. Pero aquí ni entramos ni salimos en estas minucias, habida cuenta del "pajeao".

Eso sí: Quienes así actuan en nombre del pueblo, y quienes creen interpretar el sentir y la opinión generalizada de éste por lo que malician unos "esnortaos" (vive Dios que un día no vamos a poder resistir la tentación de dar nombres), lo que ya han conseguido es desacreditar a Cártama a los cuatro puntos cardinales de forma vergonzosa. No estaría de más que, a efectos comprobatorios, los medios de expresión antes citados abrieran una encuesta seria. El asunto, en aras de la justicia merece la atención de medios y personas serios y rigurosos.

Entre las peregrinas "razones"? que los tales deslizan para "justificar" tal tropelía contra la cultura y la historia de Cártama, es que el artista cartameño fue falangista, como si el arte, si ello fuera cierto, se midiera cualitativamente por las creencias e ideologías de quienes tienen tal don. Al respecto (es hora de decirlo), en el archivo de este autor obran --a disposición de estudiosos-- los libros auténticos que dan pelos y señales fidedignas de quienes en su día fueron los falangistas voluntarios y "consecuentes" de este pueblo (esto sí que daría sorpresas), mientras el rapsoda hoy denostado, e incluso denigrado en su memorable recuerdo, estaba por las repúblicas hermanas de América haciendo Patria al dar a conocer nuestra cultura y nuestra poesía, y, llevando consigo la Imagen de nuestra Patrona que salvó así de una quema segura y, con ello, una tradición mariana de cinco siglos que es lo único que hoy da identidad a Cártama, y no los macanditos que quieren acabar con su noble y enjundiosa historia. Flaco favor están haciendo a su pueblo de nacencia.

Según el Barón de Holbach, "los pueblos se deshonran y se hacen culpables a los ojos de otros pueblos por las mismas razones que se hacen odiosos los indivíduos"