¡HOLA HIJOS SAPIENS SAPIENS...!
La paleontología y la antropología han dejado claro que nosotros, los humanos, descendemos del mono, concretamente del austrolopithecus, cuestión que ratifica, si bien la analizamos, la mirada (fíjense bien en la mirada) del ejemplar que aparece en la foto. Dice un proverbio árabe: “Quien no comprende una mirada, tampoco comprenderá una larga explicación”
El mirar de nuestro ancestral antepasado es casi indefinible y ya definitivamente humano; las cualidades de su mirada no la encumbre la careta, porque en su estadio evolutivo este ser no ha descubierto aún la hipocresía. La Gioconda del cuadro de Leonardo es célebre por su indescifrable y enigmática sonrisa, como es de enigmática e insondable, sin dejar de ser bondadosa en los entresijos de sus rictus, la mirada de nuestro padre-tronco, porque no tiene trampa ni cartón. Pero es inquisidora y, quizás entrañe un implícito reproche, y se le intuye analítica y, por supuesto, circunspecta como corresponde a la desaprobación porque, lo que ve que su prolongación genética, indiscutiblemente, ha perdido el norte. Seguramente lo que él ve, nosotros somos incapaces de verlo porque, la ambición desmedida, la envidia, el odio, la arrogancia, el orgullo, el individualismo, el ateismo, la incultura humanista, el desprecio al orden natural, el relativismo radical como muleta justificativa de errores, nos ciegan. Los sapiens sapiens hemos desarrollado un espantoso y suicida Alter ego, y derivado de ello, la espantosa y consumista Aurea mediócrita.
Pero ¿qué produce ese fondo de circunspecta preocupación en la mirada de nuestro tronco progenitor? ¿Acaso el odio que destilamos contra nuestros congéneres; la suicida carrera de armamento mientras tres cuartas partes de los habitantes de esta privilegiada obra del Creador, la Tierra, mueren de hambre, por falta de alimentos, que ilícitamente acapara y especula el otro tercio egoísta e inhumano; los homicidios del día a día, temática capitalizada de los medios; la escandalosa corrupción de gestión, de los conceptos, y de materias lectivas como es nuestra historia general, partida de nacimiento y faro de continuidad generacional; los millones de asesinatos inmisericordes y legalizados en aras del progreso, de niños inocentes e indefensos exterminados violentamente en el vientre de sus madres, altar del retoño más tierno de la vida...etc.etc.?
Acaso le entristece que su vástago, el hombre sapiens sapiens del siglo XXI, se llame a si mismo civilizado y, a él (el mono antecesor entroncado en la naturaleza) despectivamente, bestia; que se llame culto y cultiva la guerra por odios cainitas y razones geopolíticas, geoestratégicas, geoeconómicas y otras zarandajas como pretexto para matar a mansalva a semejantes.
Puede que su mirada sea triste al ver como se persigue a Aquel que dijo, mientras multiplicaba los peces: Dar de comer al hambriento; de beber al sediento (personas, pueblos y comunidades secas del agua que sobra en otras); corregir al que yerra y enseñad al que no sabe; redimir al cautivo preso en la cárcel, en la pobreza, en la injusticia de cada día, escandalosamente flagrante e hiriente; amar padre y madre; no ROBAR (de ninguna forma), no MENTIR (y menos los gobernantes que han de dar ejemplo y que han convertido España en un gallinero de embustes) y... no hagas a tu prójimo lo que no quieras que te hagan a ti.
Una mirada del mono..., que denuncia nuestra hermosa civilización y el “bello” cristianismo de los que repudian la cruz del sacrificio y el amor! Que se adaptan escandalosamente a todo tipo de violencia, a todas las miserias y a todas las muertes Son las columnas que sostienen todos los bajos fondos. Hoy más que nunca, dinero, sexo y violencia promocionada desde los medios, nos contaminan la atmósfera sic.
La mirada..., así la exaltó un poeta:
¿Qué será lo que tienen tus ojos
que cuando los miro,me desnudan el alma.
¿Qué será lo que dice tu mirada
¿Qué será lo que dice tu mirada
que cuando la veo me deja sin palabra.