miércoles, 17 de junio de 2015

ESOPO Y POLÍTICOS CHORIZOS

 De un tiempo a esta parte el PSOE con los pactos empieza a engordar claramente. Ya están parejos. 

            Esopo  fue un literato de la Grecia clásica que creó un estilo literario: La fábula.  Fue, y es, emulado por todos los fabulistas que, tras él, en el mundo han sido, especialmente en Europa.

            Es la fábula una composición literaria, generalmente versificada, en que por medio de una ficción alegórica y de la representación de personas humanas con animales (a veces tanto monta…) se da una enseñanza útil y moral; a la esencia de la fábula pertenece la brevedad y la moraleja.

            Dicho lo dicho, y con la brevedad que exige el género, mediante el comentario de una fabulilla de Esopo nos vamos a referir  a los políticos que actualmente  ejercen la mamandurria en España. Tal se infiere de la mentada fabulilla del remoto Esopo, en su época ya adolecían los políticos ateniense de tan mala condición y ostensibles pocas luces como los de hoy en España, con las excepciones, eso sí,  que en justicia cabe encuadrar a algunos.

            Empero, a estos últimos no les exonera su excepcionalidad porque, al no dimitir ante tanto estropicio patrio que perpetran sus  compinches, como en puridad sería lo ético y ejemplarizante, y preferir   taparse  las narices ante la fetidez de la corrupción circundante en aras de la mamandurria, se convierten per se en cómplices necesarios. Y, lo que es peor:   con su permanencia en el cotarro de correligionarios corruptos, por afán de conservar los “honestos” el “mandillo” prestado, cohonestan con su virtual honradez  al resto de colegas corruptos que, poniéndolos subjetivamente a ellos como pantalla, se animan a proclamar  en a voz alta y cada dos por tres: “No todos los políticos somos corruptos…” Ante tal relío de gente mandona espuria con presuntos honrados, los del pueblo  no sabe ya a que atenerse y la desesperación les hace rendirse alegando, “esto  es lo que hay”  y, entonces es cuando quedan a sus anchas y manos libre para la sisa esta manada de abigeos esquilmapatrias que nos ha caído sobre nuestro solar como una plaga bíblica.

            A unos y otros les ha abandonado (si alguna vez lo tuvieron) el sentido y el sentimiento del ideal y, se preocupan más “por el huevo que por el fuero”.  Además, tienen tan mermadas luces, que no se percatan de que tarde más o menos los escasos jueces con que cuenta España, les ha de echar el guante. La Juez Alaya es un ejemplo de ello; bendita sea.


            Esopo denuncia elocuentemente las parcas luces que estos robagallinas suelen tener, carencia que por lo visto no les resulta impedimento, ni óbice, ni cortapisa, ni valladar para mangar, con la siguiente fabulilla que ustedes, amigos lectores, sabrán interpretar adecuadamente: Cruzaba el río un mulo al que el agua le llegaba a la barriga. En el comedio del vado, al bestiajo  le entraron ganas   de estercolar. En sus cortas luces, mientras bebía puso la culata  contra corriente  y, cagó. Naturalmente, la corriente arrastró los cagajones por entre las patas hacia la delantera del mulo, el cual, asombrado en sus esmirriadas luces, incluso para mulo (pero provenía de la política), se dijo para sí: “Cómo es  que lo que echo por detrás es lo que me sale de la cabeza…”   Es que Esopo, amén de fabulista, fue un profeta que sabia leer en el  futuro.