No sabemos si es casualidad, o es
el sentido popular del humor que en vez
de revolucionarse, se toma a coña
corralera el corralero consultorio médico de Cártama pueblo, lugar en donde,
imitando a Cervantes, todo mal olor a excretas de los ladrones (cañerías, no se
malicien otra la cosa) que bajan del bloque de pisos en cuyos sótanos llevan
instalada la susodicha clínica un montón de décadas, tienen su asiento y toda
cucaracha viscosa su habitat, y cuatro médicos, un pediatra, dos practicantes
y personal auxiliar auscultan a diario a
los enfermos , mucho de los cuales entran
sanos y salen con una dolama infecciosa, aunque cada día menos porque en
este lugar ya estamos inmunizados, tanto contra microbios y bacterias como
contra la baraúnda de políticos ineptos que dicen gobernarnos (salvas sean
siempre las excepciones) y llevan décadas sin enterarse de este séptico
problemón social que provoca ya la
alarma pública, dentro y en la opinión de fuera por aquello de “cuando las barbas de tu vecino, etc,etc.”.
Pero como dato curioso y
significativo de este inaudito “caso”, quizás único en la geografía ecuménica,
esta misma mañana despierta al vecindario el “cameón” del butano ofreciéndoles
por las calles del pueblo su mercancía a golpe de pegadiza musiquilla que, no era otra, que la de la célebre pieza popular que ya cantaban las huestes de Pancho
Villa en las postrimerías del México colonial: LA CUCARACHA , cuya letra
repetimos, reza:
Nuestra Cartima, nuestra Cartima
Ya Sólo anda para atrás,
Porque sus políticos carecen,
Porque sus políticos carecen,
De masa gris y voluntad.
Nuestra felicitación a los
expendedores de butano, porque han sido
profetas, o sapientes interpretes de la actualidad con música ya paradigmática y
típicamente cartamitana sobre un morrocotudo problema social de aún no asumida
peligrosidad por la gente y los
políticos, problema en el que están en entredicho, la corporación local,
Diputación Provincia y Diputados cartameños y, la junta de Andalucía que, en
sangrante paradoja, lleva un montón de millones de dineros nuestros (con los
que los corruptos hacen gárgaras) entregados a Maruecos y otros países para
hospitales e instalaciones sanitarias y clases de didáctica. En la próxima entrega hablaremos del
vomitivo “affaire”, CHARE COMARCAL DEL
GUADALHORCE.
Esta Asociación Vecinal asume
humilde, y nuevamente por enésima vez, la parte que estatutariamente le
corresponde en la casuística local y, concretamente en lo que atañe al pintoresto sainete de las "cucarachas enfermeras" .
A continuación insertamos la
parte dedicada a sus fines en nuestros
estatutos, que habla de los cometidos legales de esta Asociación Vecinal, con
los que, siempre, y en todo caso, hemos sido congruentes desde su fundación
hace varias décadas, lo que ya nos sitúa en decana y, en la única que, pese a
inconvenientes obvios, aún sigue operativa.
ASOCIACIÓN ERMITA LOS REMEDIOS