Dos genios amigos, uno cartameño, en Lima (Perú). Febrero de 1.925. Rafael "El Gallo", torero singular que toreaba con un arte exquisito (incluso mejor que "Joselito", su hermano menor que murió en Talavera de la Reina en las asta del toro, "Bailaor"), el día que no daba, que eran los más, su célebre "espantá": Iniciaba la faena magistralmente y, de pronto, le daba la espalda al toro, corría al callejón al que se tiraba resbalado de barriga, grotescamente y con la cara despavorida. Un día, su hermano José, con el que hacía terna y también Juan Belmonte, le dijeron si no le daba verguenza de lo que hacía, que incluso predisponía al público contra toda la terna. Rafael contestó: "Es que hay toros que me miran como me miraba Pastora cuando nos peleábamos, y van a por mí" Se refería a su mujer,la famosa bailaora Pastora Imperio, de la que estaba separado. La mirada inquisidora de los endrinos ojos de Pastora cuando bailaba en escena, era famosa. En todo caso, cosas de los genios.
Aparece con él su entrañable amigo, el cartameño, José González Marín --muy querido por la familia de los "Gallos", incluida la señá Gabriela, madre de ellos e, Ignacio Sánchez Mejías, yerno de aquella-- otro genio que interactivó la historia de Cártama toda una época con naciones de aquende y allende mar. Cuando se hizo esta foto, no ara aún rapsoda, sino primer actor de la en la mejor compañía de Teatro del mundo, la la gran señora de la escena, doña María Guerrero.
Cártama tiene una deuda con su "hijo predilecto", que es un acto de desagravio. Pero no más por hoy.