Estamos ante el testimonio mediático (uno entre cientos) que nos ofreció la prensa iberoamericana sobre una gesta única y paradigmática en la historia toda; una grandiosa cantiga lírica mariana incuestionable con escenario en dos continentes y vértice en Cártama, de la que cualquier pueblo de cualquier país se sentiría, como se siente la mayoría del pueblo de Cártama, orgulloso.
En septiembre de 1.936 apareció en la prensa de San José de Costa Rica un poema titulado, “Despedida y desagravio de Costa Rica” (a González Marín y ala Virgen de los Remedios que por órdenes desde España del comunismo internacional sufrieron un atentado en plena actuación escénica), salido del númen lírico de un excelso poeta costarricense, José Ramírez
Saizar, “el poeta de la
Pampa ”, que escribió obras como “Cinco mil albardas”, Chirco y
Resedo, etc, que son universalmente reconocidas. El poema de exaltación de la gesta mariana del rapsoda y la Virgen por aquellas tierras hermanas, tienen el mérito de que, en renglones concisos, enaltece la antes citada cantiga no fabulada sino protagonizada por personas reales.
Contrasta con ello que algunos cartameños, en perjuicio de la imagen de su pueblo, por boca del falaz Cronista dela Villa ,
amanuense de los partidos, PSOE, PP, IU y CEPIC, Fernando Bravo Conejo, quieren, siguiendo directrices superiores borrar, al menos, el sentido profundo y entrañado en el pueblo de Cártama de la historia, sin caer en la cuenta de que tal efemérides y evento está ya inclusa en los anales internacionales y de España con letras de oro, y, con ambos protagonistas, Cártama.
La última crónica, o lo que sea tal engendro mental (sectario, falso y malintencionado), del Cronista Oficial de la Corporación cartameña contrasta (un ejemplo por miles) con la altura moral, intelectual y veraz del poema a que me refiero, que hasta ensalza el río de Cártama (tomen nota los "lokos" del puente del río), a su Virgen, y al artista genial y paje, González Marín; Alude de forma expresa a las banderas que en muestra de hermanamiento con España y de exvoto, le regalaron ala Virgen todos y cada uno de los Presidentes de
las repúblicas iberoamericanas que recorrió ciudad a ciudad, pueblo a pueblo, nuestra Patrona en aquella aciaga ocasión histórica
(cuando la querían quemar en su pueblo) escribiendo así una mirifica historia mariana sin parangón, porque además, repetimos, fue de carne y hueso, no fabulada como las del Mesteer de Clerecía en los albores de nuestro idioma por escritores de la enjundia de un Gonzalo de Berceo, un Marqués de Santillana, un Alfonos X el Sabio, etc.etc.
Inserto aquí el tenor literal de dicho poema escrito por un literato de allende los mares, como otros muchos que obran en mi archivo, testigo presente en el momento de los hechos por aquellas lejanas patrias y el lector pueda cotejarlo por sí mismo sin la mediación tendenciosa y aleve del cronista cartameño de marras. Todo logra reflejarlo el poeta costarricense de la más concisa manera en incontrovertible testimonio como testigo de excepción, en su crónica reportaje en forma de poema.
Es de hacerle saber al referido cronista que tergiversar y manipular la verdad histórica (por acción u omisión capitalizada) como él hace entre otras crónicas, en su última titulada, "7 Ermitas de Cártama" conculca un inalienable derecho de las generaciones a recibir la historia de su pueblo escrita con rigor y exquisito orden verídico, sin aplicar ni un ápice de sentido ideológico a ello, y menos por mandato de terceros.
Se ha inventado este señor eventos de nuestra tradición mariana que es un atentado a la inteligencia, a la memoria y a la simple verdad monda y lironda. No hay derecho a eso. No resistiría la verborrea falaz del mentado cronista la confrontación con cualquier persona medianamente informada sobre lo ocurrido en las fechas que él sembla de forma tan a la ligera. Y, he aquí el incontestable reportaje a que nos referimos del que debe tomar nota el Cronista Oficial de como se debe escribir con responsabilidad sobre hechos históricos, porque, manipular la Historia con abuso de la crédula confianza obtenida con engaños es un pecado de lesa patria (chica y grande):
En septiembre de 1.936 apareció en la prensa de San José de Costa Rica un poema titulado, “Despedida y desagravio de Costa Rica” (a González Marín y a
Contrasta con ello que algunos cartameños, en perjuicio de la imagen de su pueblo, por boca del falaz Cronista de
La última crónica, o lo que sea tal engendro mental (sectario, falso y malintencionado), del Cronista Oficial de la Corporación cartameña contrasta (un ejemplo por miles) con la altura moral, intelectual y veraz del poema a que me refiero, que hasta ensalza el río de Cártama (tomen nota los "lokos" del puente del río), a su Virgen, y al artista genial y paje, González Marín; Alude de forma expresa a las banderas que en muestra de hermanamiento con España y de exvoto, le regalaron a
Inserto aquí el tenor literal de dicho poema escrito por un literato de allende los mares, como otros muchos que obran en mi archivo, testigo presente en el momento de los hechos por aquellas lejanas patrias y el lector pueda cotejarlo por sí mismo sin la mediación tendenciosa y aleve del cronista cartameño de marras. Todo logra reflejarlo el poeta costarricense de la más concisa manera en incontrovertible testimonio como testigo de excepción, en su crónica reportaje en forma de poema.
Es de hacerle saber al referido cronista que tergiversar y manipular la verdad histórica (por acción u omisión capitalizada) como él hace entre otras crónicas, en su última titulada, "7 Ermitas de Cártama" conculca un inalienable derecho de las generaciones a recibir la historia de su pueblo escrita con rigor y exquisito orden verídico, sin aplicar ni un ápice de sentido ideológico a ello, y menos por mandato de terceros.
Se ha inventado este señor eventos de nuestra tradición mariana que es un atentado a la inteligencia, a la memoria y a la simple verdad monda y lironda. No hay derecho a eso. No resistiría la verborrea falaz del mentado cronista la confrontación con cualquier persona medianamente informada sobre lo ocurrido en las fechas que él sembla de forma tan a la ligera. Y, he aquí el incontestable reportaje a que nos referimos del que debe tomar nota el Cronista Oficial de como se debe escribir con responsabilidad sobre hechos históricos, porque, manipular la Historia con abuso de la crédula confianza obtenida con engaños es un pecado de lesa patria (chica y grande):