miércoles, 7 de octubre de 2020

 

       “VOZ DEL PUEBLO”, QUE INVOCAN LOS POLÍTICO: ¡ Beeeeee! ¡Beeeee! ¡Beeeeee!

La  mal entendida máxima de que Dios se explica en la voz del pueblo  (VOX DEI),  viene autorizando  a la plebe y pedantes  de chichinabos para tiranizar la razón, el buen juicio y la verdad individual.

Con esa invocación de pillines demagogos, éstos han erigido una potestad incluso tribunaria, capaz de  oprimir la buena fe y la nobleza de las minorías. Además de tal error de zascandiles, nacen muchos más; porque asentada la conclusión de que la multitud sea regla de la verdad   (con esa  falacia advino la II República y el Frente Popular, aunque  ninguno de los cuales ganaron   la elecciones que cambiaron  nuestra historia al echar los partidos consabidos a la multitud a la calle enloquecida con previas arengas maquiavélicas), todos los desaciertos del  vulgo  se veneran como casi mandato divino.

Los que tanto énfasis ponen  --por interés propio casi siempre--  en el valor definitivo de  la voz popular saben, y he aquí la sangrante mala fe y, crimen a veces,  que el mayor número de gente en manifiesto es la acumulación, si no se atiene a la razón, de sinrazones, a veces criminales  como, hoy,  lo estamos viendo y sufriendo las dos regiones españolas, Cataluña y otra. Y es que,  los que aspiran a usurpadores no pueden conseguirlo sino por medio de insolencias y maldades. Un ejemplo lo tenemos en nuestro gobierno.