JUAN SANTANA CALERO
(Refcia: "La prensa"
Para
hacer la decripción de este jóven anarquista, se necesitaría ser un poeta , ya
que su vida fue un poema, cuyo ritmo sólo la muerte pudo cortar.
Su
niñez fue como la de todos los pobres a los que le falta el brazo protector del
padre, cuando los primeros capullos de su existencia empiezan a abrirse entre
los espinosos cardos de ésta sociedad, que teme la luz cómo las aves nocturnas.
¿ Su madre ?, mujer de rojizos ojos, como permanentes mariposas encendidas, en
recuerdo del esposo desaparecido. Mujer sin perspectivas, esclava de una
sombra.
Poco
aprendió del padre que se evaporaba en su memoria entre las nubes del olvido;
menos aun de la madre, que tapaba sus sentimientos con el manto de una moral
que, como fiera mimada, afila sus garras para herir a los que pretenden elevar
su velo de gasa fina y transparente, en la que se ciñe revelándolo su
desfigurado y prostituido cuerpo.
Arrojado
desde muy niño al circo del trabajo, sintió sobre sus frágiles espaldas los
latigazos de esa casta, a la que la " civilización " cambió el nombre
de " negrero " por el de
" patrón ", y de este primer contacto con la triste realidad
de su vida entre los hombres, nace su espiritu de espartaquista y el deseo de
ser un David agil e inteligente, predispuesto a enfrentarse a ese Goliat, que
haciendo doblar las rodillas a la humanidad, la inclina en humillante
reverencia, hasta hacer besar el suelo para que no vea el rojo crepúsculo de su
libertad.
Un
día Santana oye a Gonzalez Marín, aquel doctor en la recitación, que supo amamantar a los personajes nacidos en el inmaculado
lecho imaginativo de los poetas. Hablando , suspirando, sufriendo con ellos
como seres que buscaran refugio en su corazón y en sus labios, temerosos de que
las manos despiadadas del tiempo los sepultara en la lóbrega tumba del olvido.
Y aquel niño, alto de cuerpo y espiritu, vé en este arte del balsamo que puede
dulcificar un poco el dolor de los oprimidos y se entrega a él con pasión. Se
emborracha de poesía haciendo una selección de aquellas que abandonan las
tortuosas espirales de un romanticismo engañoso para elegir la línea directa
que fustigue a los poderosos.
¡
Sueña con ser el Gonzalez Marín de la Libertad !
Juan
Santana Calero (libertario de la CNT ,
nacido en Málaga) fue asesinado por el
bando nacional en 1.939. Tenía 25 años repletos de orfandad e ideales.
Cuando González Marín, que le conocía sin nunca haberlo visto, lo supo estando fuera de Málaga, lloró
amargamente y maldijo la guerra; toda guerra siempre sucia de crímenes y ara de pasiones en la que son
inmolados los mejores de uno y otro bando. ¡Oh España: Nunca aprenderemos...!
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No se andaba con cortapisas González Marín para recitar poemas comprometidos de autores comprometidos, como este de Alberti denunciando la política norteamericana en Cuba que el rapsoda recitaba en la propia Cuba de batista:
CASI SON
Negro, da la
mano al blanco.
Blanco, da la
mano al negro.
Mano a mano,
que Cuba no es
del cubano,
que es del
norteamericano.
¿Ves, ves, ves?
El negro va a
cuatro pies,
el negro baila
la rumba,
y aunque se
vuelva tarumba
del derecho o
del revés,
¿ves?,
el negro va a
cuatro pies.
Mano a mano,
que Cuba no es
del cubano.
Digo, dice,
dice, digo...
digo que el
cañaveral
sabe muy bien
que el Central
muele con
viento enemigo.
Te lo dice un
negro amigo.
Blanco, ¿tú no
ves
que el blanco
va a cuatro pies?
¡Tú tan listo,
y no lo ves!
Los yanquis
vienen volando,
urracas
azucareras,
urracas que
urraqueando
hasta nos están
llevando
el aire de las
palmeras.
Negro, da la
mano al blanco,
dala ya,
dásela ya.
Blanco, da la
mano al negro,
dala ya,
dásela ya.
Y el yanki que
viene y va,
negro, dale ya,
blanco, dale
ya,
negro y blanco,
dadle ya.
Mano a mano,
contra el
norteamericano.
Negro, mano a
mano,
blanco, mano a
mano,
negro y blanco,
mano a mano,
mano a mano,
mano a mano.