miércoles, 15 de enero de 2014

"¡ESPAÑA, ESPAÑA, ESPAÑA...!"



                             




         Ayer nos cupo a mi mujer y a mí la gran satisfacción   de recibir en casa la visita de Nena Gómez Benítez, que resultó elegida el día 11  del cte. mes de enero, Primera Princesa del  Certamen, “Reinado Internacional del Café, 2.014”, celebrado en Manisales (Colombia).

            En pocos días, es la segunda vez ( no es para menos), que escribo sobre esta encantadora y entrañable, amén de bellísima fémina de 21  años quien, tal es ella, sin afeites ni vestimentas  de circunstancias, es aún más bella que aparece en los reportajes mediáticos, sin que queramos  decir que en estos no haya aparecido siempre, pero que muy guapa.

            Durante más de una hora desgranó con su personal, grato  y  pegadizo gracejo con dejos cartamitanos (susurros del terruño), algunas de las muchas e intensas vivencias  que ha tenido durante los días que ha permanecido en Colombia, que eludo enumerar aquí porque supongo lo hará públicamente ella misma durante la recepción que el Ayuntamiento ha proyectado para el próximo viernes, día 17 del mes en curso, a las 8.30 de la tarde en el teatro Municipal local; se espera  que, como el pasado día 11 de este mes para ver en directo las retrasmisión de la final del certamen,  la sala se abarrote de público.

            Quienes presenciaron en directo dicho acto ese  día 11 desde nuestra sala teatral, pudieron comprobar como esta beldad española (de Cártama), enardeció al público de aquella nación hermana de allende el océano  por enésima vez durante su estancia allá, hasta hacerle gritar enfervorizadamente: “¡¡España, España, España...!!”   (¡Emoción, quietas las légrimas...!)

            Sí, resulta  sobremanera  emotivo, a menos que se haya perdido el más mínimo sentimiento patriótico (de patria, grande y chica: Cártama es parte de España)  que cuando acá se quema la enseña nacional, se siente complejo de ser español y se tilda de retrógrado --si no nos endiñan, “facha” (¡habrase visto!)-- a quien se declara tal,  allá lejos, en las antípodas,  distante  11 horas de viaje en avión, al conjuro de la mirífica  figura, abierta sonrisa y cautivador gracejo de una mocita española,  en una república en cuyo nombre se incardina el del  nauta (Colon-bia)       descubridor de  aquel inmenso continente que cambió los destinos de la humanidad  con sello de Iberia, creando una nueva raza que Vasconcelos llama la “raza cósmica” refiriéndose a España ( raza mestiza de indios y españoles) que, por mor del inefable embrujo de  una feble  mocita  de Cártama-España, le asomaron los ancestros que llevan dentro y se desgañitaron gritando: “¡¡ESPAÑA, ESPAÑA, ESPAÑA...!”  (¡Quietas lágrimas...!)

            Nos contaba divertida  Nena al recordarlo, como cuando pidió en un puesto de frutos secos, “arvellana”, el  vendedor no sabía a que fruto se refería y, al señalárselo ella, exclamó: “usted lo que quiere es mani, ese fruto aquí se llama mani...”; eso nos recuerda aquella melodía sudamericana, “El manisero”, cuya mera evocación nos traslada a lomos de la nostalgia a tiempos que son idos, en los que  el  eco de dicha canción brotaban tras los tapiales hogareños del lugar, cantada por algún ama  de casa mientras trajinaba en los menesteres domésticos.

            Yo me quedo con el hecho cierto de que por el encantamiento de una singular española, allá en el trópico unos hermanos de sangre nuestros gritaron a todo pulmón “¡¡ESPAÑA, ESPAÑA, ESPAÑA!!”, mientras, en la propia Madre Patria, se tiene a menos en excesivos casos  ser español. Hacen falta muchas Nenas que, como esta nuestra del alma, den sentido de fraternidad entre los pueblos a la belleza.

                                                                 Francisco Baquero Luque