viernes, 6 de marzo de 2015

DEL QUEJOTE Y LA CULTURA CAMPESINA

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Nunca echo en saco roto las deferencias que conmigo tienen mis lectores; siempre, en todo caso,  fui agradecido. Por ello, quiero hoy dedicar este trabajo a dos amigos (aunque no nos conocemos personalmente), Juan Gutiérrez y Pablo Rebollar, que tan amables y generosos  juicios han hecho en plurales ocasiones de mi  prosa. A ver si un día nos conocemos personalmente. Ya se que mis ideas no riman demasiado con las de Pablo Rebollar (ya me dijo Juan Gutierrez en relación a los “lokos” del río: “aquí cabemos todos o no cabe nadie”, y ello no lo olvido); haciendo un símil,  a Pablo le gusta triscar por entre las matas de los cerros, a su aire, y, a mi me gusta ir por veredas y trochas escuetas   La gratitud  es una felicidad porque pocas son las ocasiones que nos dan para ejercerla.
           Me vino el propósito de escribir este trabajo, y otros de la misma raíz  cuando, siendo estudiante de bachiller leí por primera vez el Quijote y, desde entonces, prendado de él, fue mi libro de más querencia 
               Tamaño atrevimiento el mío: Yo,  escribiendo un ensayo sobre la obra cervantina; lo pensé mejor, y el trabajo quedó para momento de más madurez que no  para aventuras intelectuales de un imberbe de apenas 13 años en tercero de aquel bachiller de siete cursos y reválida..
            Ahora, cuando ya “le veo las patas a la zorra” (84 años) releyendo El texto cervantino por enésima vez, y quizás última,   genial y paradigmática novela de aquel   que quedó manco en la Batalla  de Lepanto de la “mano izquierda para gloria de la diestra en  la más alta ocasión que vieron los siglos”, aún  mi ánimo tiene fuelle para llevar a cabo el, para mí,  honroso empeño, aunque un tanto a la pata la llana y con  mermado texto.
           En mis lecturas y reelecturas durante toda mi vida del Quijote cervantino, y de haberlo leído  en  otros autores que me han precedido en el menester, tengo anotadas una serie de sentencias del Quijote que son, o fueron,  patrimonio de las gentes del pueblo llano, cuya sola rememoración produce solazo espiritual e intelectual,  y trae a mis mientes recuerdos entrañables de unas gentes del campo, en do nací y me crié entre braceros, carreteros, gañanes, chiquichangas, boyeros, etc, todos de noble y abierta condición, en cuyo  argot era herramienta verbal de cotidiano entenderse estas sentencias con trazas barrocas que, hoy, tengo el atrevimiento de ofrecer como lectura curiosa a mis queridos lectores.
            . Argot éste, ya digo, jugoso, sencillo, expresivo y directo, especie de parábolas de suma elocuencia, que Miguel de Cervantes, gran observador  de la sicología y vida del pueblo llano, supo incluir como perlas idiomáticas en su famosa obra.
Obra de la que me subyuga el generoso sentimiento; hombre sufridor de desgracias y sufrimientos inmerecidos, que lejos de encallecerle  el corazón y llenárselo de corrosivos humores, se le colmó de celeste misericordia. Y es que “el dolor es el padre de la poesía (El alma de Cervantes la rezuma por doquier) y su madre la misericordia”
Y es verdad que del infortunio y la piedad estrechamente abrazados en las almas próceres, nacieron los más sabrosos frutos del ingenio, que diría Concha Espina; esas creaciones inmortales  que al cabo de los siglos conservan todavía  la gracia, la tersura y la fuerza de su florida juventud. Porque el dolor en las almas inocentes (¡cómo lo se…!), el espectáculo de las flaquezas humanas, la dura experiencia de las cosas no endurecen en ellos el corazón sin que le colman de caridad y benevolencia. “Así Cervantes, gran español (gran español), cristiano viejo, sumo artista, sufrió con la sonrisa en los labios las más injustas tribulaciones…” Como sucede hoy a las gentes honradas.
            Y su enorme conocimiento del mundo y de los seres humanos: Siempre me llamó la atención   la enorme cantidad de palabras  sonoras, pegadizas y adecuadas como cuña en  madera   que, en relación a la ancestral cultura labriega  oía yo emplear a los viejos campesinos en  su cotidiano trajín de laboreo. Indudablemente, Cervantes abrevó en el argentino y limpio caudal de decires populares, que supo plasmar en sus obras según los espulgados ejemplos que, sin orden alfabético, a continuación ofrezco a mis caros lectores:


 EN AMOR Y COMPAÑÍA   En armonía, en buenas relaciones, a diferencia de
Rajoy y Rubalcaba, etc. En el Quijote: Cap. XXI 1ª part.: “y aún la del asno, que siempre le seguí por donde quiera que guiaba, en buen amor y compañía”.


NECESITAR DIOS Y AYUDA    Necesitar todo esfuerzo y ayuda ante una grave asunto, como el tema del Hospital Comarcal. En el Quijote: Cap. VII, 1ª  part: “porque tengo para mi que, aunque lloviese Dios reinos  sobre la tierra, ninguno asentaría bien  sobre la cabeza de Mari Gutiérrez. Sepa, señor, que no vale dos maravedís para reina; condesa le caerá mejor, y aún Dios y ayuda” 


EN BALDE  Inútil, infructuoso, sin fruto, como Leonor de Aquitania. En el Quijote, Cap. XXIII 2ª part.: “¿Piensa vuestra merced caminar este camino en balde y dejar pasar y perder tan rico y tan principal casamiento como este...?. “Montesinos que no me cansase en ello porque sería en balde” 


COSER LA BOCA. Quedar callado, no decir ni muy, como debieran estar  algunos políticos (as).En el Quijote, capt. XXV, 1ª part: “y, con todo esto, hemos de coser la boca, sin osar decir  lo que el hombre tiene en su corazón” 


BUSCAR TRES PIES AL GATO”  Tratar con sutilezas buscando razones en donde no las hay.Como los maquinantes del cainita robo a un hermano en Cártama. En el Quijote Cap. XXII, 1ª pat: “Váyase vuestra merced, señor, norabuena, su camino adelante, y enrédese ese bacín que trae en la cabeza, y no ante buscando tres pies al gato”


 “VENIR A CUENTO”  Que es adecuado, conveniente, cual acusar las flagrantes contradicciones de muchos lenguetones y politicastros. En el Quijote Capt. 17, 2ª part. “en esto sigo la antigua usanza de los andantes caballeros, que se mjudaban los noimbres cuando querían, o cuando les venía a cuento.”


“EN DEMASÍA”  Demasiado, excesivamente. Como la corrupción y el robo nacional. En el Quijote, Cap.XX, par. 1ª: “que yo confieso que he andado algo risueño; en demasía


BAILAR EL AGUA.- Adular, adelantarse a los deseos de otro, halagar. “Pero sobre todo aviso a mi señor que se me ha de llevar consigo ha de ser con condición que él se lo ha de batallara todo y que byo no he de estar obligado a otra cosa que a mirar por su persona en lo que tocare a su limpieza y a su regalo, que en esto  yo le bailaré el agua delante. (El Quijote, cap. IV, 2ª parte)


NO CATARSE.- No enterrase de las cosas, no imaginarlas.- “Pero hétele aquí, cuando no me cato, que remanece un día la melindrosa Marcela hecha `pastora” (El Quijote, cap. XII, 1ª part.)

PONER EN COBRO.- Poner a buen recaudo, guardar. “Vuestras mercedes, señores, se pongan en cobro antes que abra, que yo seguro estoy que no me han de hacer daño”     (El Quijote, cap. XVII, 1ª part)


COGER EL MAL LATÍN.- Descubrir falta, coger en un error. (Verdaderamente, señor don Quijote--dijo don Lorenzo--, que deseo coger a vuestra merced en un mal latín continuado, y no puedo, porque se me desliza de entre las manos como anguila” ( El Quijote, cap. XVIII, 2ª parte)


TENER CUENTA.- Andar con cuidado. “y fue menester que los demás tuvieran mucha cuenta con no reírse, por no acaballe de correr del todo” (El Quijote, cap. XXXI, pat. 1ª)


CAER EN LA CUENTA.- Comprende algo de pronto, algo que no estaba claro. “...y vengo a caer en la cuenta  de esta verdad cuando algunos me dicene y me muestran señales de las cosas que he hecho”(El Quijote, cap. XXVII, 1ª part) 


EN CUEROS.- Desnudo, “Quiero, digo, que me veas en cuero, y hacer una o dos docenas de locuras”(El Quijote, cao. XXV, 1ª par)...(“que no vea yo en cueros a vuestra merced, que me dará mucha lástima...”(El Quijote XXV, prt. 1ª).