viernes, 24 de enero de 2020

FALANGISTAS Y SOCIALISTAS



            Desde que Felipe González con su golpe de mano en Suresne  se hizo con el PSOE relegando al ostracismo a sus viejas glorias, el socialismo español  acogió  gran cantidad de antiguos falangistas,  o hijos y nietos de estos. De ello, tenemos una muestra elocuente en el socialismo cartameño, o lo que sea (digo, o lo que sea, porque  casi ninguno sabe la historia del partido socialista); yo,  que  por cesión de un amigo cuento con gran parte del archivo de la falange local (he cedido copia al cronista oficial de la villa y a otro amigo), tengo la lista de todos los que componían  la falange de Cártama y, ¡oh paradojas!.
            Con su lectura  se percata uno de la capacidad chaquetera de no pocos de los recalcitrantes sociatas actuales; de esos que  por designios inconfesables han denigrado, y siguen en ello (lo que  da ocasión  a este comentario aviso de caminantes), la memoria del preclaro  hombre de bien y genial artista de fama mundial, José González Marín, atribuyéndole  el pretendido baldón de falangista e, incluso,  tomaron parte  decisoria  para borrarle  al Teatro de Cártama su nombre, pese a que se hizo en su honor y lo llevó desde su construcción en 1.942, cumpliendo entonces a título póstumo  la promesa de un alcalde socialista que durante la república mataron sus propios colegas, Antonio Vargas Franco, tío abuelo de quien esto escribe.

            Y,  la gran perplejidad reside en que  ahora, al parecer,   le quieren  restituir los que antes le denigraron el nombre del ilustre cartameño a su Sala teatro,  cohonestándose a sí mismos su perfidia con la memora del paisano que denostan. ¡Qué carotas!
            Por cierto, deben saber  que Felipe González sí que fue de joven furibundo falangista  y gran amigo de falangistas de la altura de José Utrera Molina y el torero, Jaime Ostos.  Un poco de seriedad y coherencia, señores, por favor.
            Seguiré porque este entuerto tiene mucho arroz que menear: Puede que  entronque con el proyecto arqueológico que casi iguala en años y dineros ya empelados a la construcción del mismísimo Templo de Salomón.