miércoles, 11 de noviembre de 2020

 

     EL PROBLEMA NACIONAL…

            Copio literalmente este artículo del famoso, y hoy tan olvidado,  poeta malagueño, Ricardo León, del siglo XIX; artículo que podría haber sido escrito para hoy en no pocos aspectos.

            “”Lo que llamamos “problema nacional” es  un sencillo problema  de sentido común. Somos la mayor parte de los españoles como estudiantes desaplicados que luego de perder las sabias lecciones de sus padres y maestros  imaginan encubrir  la ignorancia y maravillar a sus  convecinos con cuatro novedades sacadas de su ignorante,  por ileído, magín.  

            La simple costumbre tan actual de viajar por tierras forasteras antes de conocer  las tierras natales física e históricamente y abrir la boca de pasmo en Brujas  y Heidelberg, cuando no  en París, sin haber visto jamás Toledo, Sevilla, Salamanca, Burgos…, es un notable símbolo. Gentes  que no conocen a Luís Vives sino, si acaso de oídas,  y desdeñan bárbaramente el caudal  de nuestros pensadores, místicos y sociólogos (que ya existían en España antes  de existir la llamada ciencia sociológica), se ufanan de  de traer en el bolsillo a Kant, a Nietzsche y a Lambroso””.

Y es que se tiene a gala   despreciar la mirífica y entrañable torre campanario con  reloj de la villa,  la augusta tradición  familiar y la popular, a guisa de hijos descastados y pródigos, cuando precisamente los países que nos pintan por modelo ( hoy políticamente el consabido “moña” y adláteres nos quieren retrotraer   como modelo a imitar a  la actual Venezuela, ( ¡La de Maduro, no la del General Pérez…!) cuando precisamente  los países que nos pintan como modelos  cultivan amorosamente sus propias, y menos enjundiosas que las nuestras, tradiciones históricas, archivos  de enorme valor historiológico y bibliotecas que aquí se quemaron en momentos aciagos de nuestra Historia.  

““¡Destruir! ¡Barrer!, sigue clamando Ricardo León. ¡Pero si en España (hoy más que nunca)  lo que hace falta es restaurar! Sobran  las piquetas, las innovaciones  cursis, los odios incendiarios, los fanatismos estériles; falta la fe viva y constructora, el amor unido al conocimiento, la inteligencia desposada con el corazón…¿No es obra de locos  empeñarse  en arreglar las cosas destruyéndolas (¡Ay “moña”, cabroncete!)…La solución –dicen muchos—la solución para España es que los españoles dejen de serlo. ¡Solución propia de los consabidos  bárbaros y cobardes!

Amor a la Patria: He aquí el único remedio de nuestras pesadumbres. Es preciso enseñar el amor de la Patria, el amor y la fe de la estirpe. Quien no ama la Patria no puede  ser ni siquiera un hombre horado. Un mal patriota como los consabidos (as)es un  traidor a Dios, a sus padres, a sus ancestros y. a sí mismo. La Patria temporal es la imagen de la Patria eterna””