ACAECIDOS PRETÉRITOS QUE, QUIZÁS, EXPLIQUEN ESTULTAS ACTITUDES POLÍTICAS DE QUIZÁS, EXPLIQUEN ESTULTAS ACTITUDES POLÍTICAS AHORA EN CÁRTAMA
Cómo correspondía a la importancia cultural y, por supuesto, política, del suceso como excepcional embajada itinerante y, al que, ya digo, asistía lo más granado de la intelectualidad nacional
Durante la primera década del mes de julio de 1.936 (no tengo el dato del día exacto a mano), en el Teatro Español de Madrid, los poetas, dramaturgos, artistas e intelectuales, etc, de toda España, ofrecieron un homenaje de gala como despedida ante la turné de año y medio que el genial y famoso artista malagueño, José González Marín, se disponía llevar a cabo por todas las ciudades y pueblos de las naciones americanas desde el cono Sur de la Tierra de Fuego a Nueva York, ofreciendo por ellas la calidad de la poesía y cultura hispana.
Cómo correspondía a la importancia cultural y, por supuesto, política, del suceso como excepcional embajada itinerante y, al que, ya digo, asistía lo más granado de la intelectualidad nacional el Presidente del Gobierno de la II República en esas controvertidas calendas asistió al homenaje y ocupó un palco de honor cabe el mismísimo escenario.
Al finalizar del acto, como en todos los entreactos, el Presidente del Gobierno, pues en pie, como todo el público, aplaudía al eminente artista, al que las palmas y los "¡bravos!" le obligaron a recitar de propina varios poemas fuera de programa; invitado por el público a decir unas palabras de despedida ante las que el juglar proclamó una oración del siguiente tenor que cito de memoria con toda verosimilitud por haberlas leído infinidad de veces: "Sólo os pido a todos que, como yo, sigáis amando a nuestra España.... y, al Sr. Presidente me atrevo pedirle con todo respeto, que no siga permitiendo su destrucción"
Como todo el público que abarrotaba la sala y dedicaba una prolongada ovación al artista al tiempo que gritaban vivas a España y "¡bastas ya!", el Sr también cubría las apariencias (la procesión le iba por dentro) de pie y aplaudiendo, pero dio la primera muestra de la animosidad que contrajo en aquel momento no yendo como era lo correcto a felicitar al rapsoda a su camerino.