Debo esta foto a la gentileza de D. Juan Bedoya Vargas
En esta época, sobre 1.934, ejercían en Cártama la enseñanza oficial, dos maestros nacionales que formaron a varias generaciones de cartameños, de antes y de después de la guerra: Don Francisco Rubio Cerón (en la foto con sus alumnos), y, don Francisco Romero Martín, mi maestro, del que habrá tiempo de hablar
Estas referencias restrospectivas nos instala en el alma una gran sombra de melancolía: Conocí a todos los que aperecen en la fotografía pero, el inexorable imperativo del tiempo han permitido que ninguno de los alumnos, ni el maestro, estén en este mundo. Lo dejó claro en versos de eterna actualidad el excelso, Jorge Manrique:
Recuerde al alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando,
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo después de acordado,
da dolor:
cómo a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.
Pero,
Aquí yace muerto el hombre,
que vivo queda su nombre...