CON ESTA BELLEZA LITERARIA DESCRIBIÓ EL POETA LA SUBIDA A LA ERMITA DE CÁRTAMA
"Pino el sendero y atrechado por pedregosos escalones, los caminantes se demoran para alentar.
La agria pendiente bordea al cerro, contorneándolo, y a la otra margen se derrumba en taludes y precipicios. ¡Qué hondo silencio! ¿No escuchais? ¿El silencio? Precísamente; su sonoridad sin ruídos. Ni una piedra que se desgalgue por los desmontes, ni una copla que pueda venir de la hondura, ni el bambolearse de un ramaje, ni el pipiar de un pájaro...¡Nada! Sólo mi voz. Se siente el ímpetu de gritar: ¡Mundo despierta y vive!
Salvador González Anaya