CRÓNICAS DESDE ANDALUCÍA: “
Vie, 28/02/2014 - 23:10 | Francisco Baque...
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En su libro, “Gran miedo
y miseria del III Reich”, Bertolt Brecht decía: “Las víctimas
raramente son inocentes. Hay a menudo en su sumisión una oscura adhesión que
los pervierte y los degrada”. Ninguna
dictadura (franquismo, marxismo, nazismo, partitocracias
seudodemocráticas -como la que actualmente desgobierna a España-, etc.) puede
triunfar por su única voluntad, por la fuerza sola de sus dirigentes. Precisa,
en todo caso, encontrarse ante una Nación que se doblegue a su dominio, “con
un placer turbio”, con
frecuencia, espurio y egoísta.
Nuevamente, y por enésima vez, aparecen en las portadas de los periódicos
serios, y con caracteres llamativos -para que en ningún caso, en puridad, nadie
se pueda llamar a engaño-, noticias sobre la casta política que, dueña del
poder, marca el destino de nuestra sufrida España, y de forma tan espuria y
corrupta que pone los pelos de cerda de erizo a cualquier sujeto que no
adolezca de indigencia intelectual.
Sin necesidad de agotar el
rol de las tropelías políticas que, desde tres días atrás al de hoy,
aparecen en los medios de este alienado país, espigamos las siguientes muestras
como común denominador de las muchas que se podrían esgrimir, sin necesidad de
dar nombres del medio, porque todos coinciden en la misma línea de denuncia
ante el pueblo, al que ya, habituado a vivir en el medio ambiente de fango
político, los consuetudinarios desafueros políticos les entran por una oreja y
le salen por la otra, pasando por su criba mental crítica como el rayo del sol
por un cristal: sin mella en su ética acomodaticia ni en su capacidad de
rebeldía, tal nos enunciaba Bertolt Brecht.
En uno de esos medios: “Ejercicio 2.013: Canal Sur pierde
26.4 millones de euros a pesar de los 138 que le aporta la Junta (dineros de
nuestros impuestos). La televisión autonómica pone en venta su sede de San
Juan de Aznalfarache”, cuyo
precio de venta, habida cuenta de lo ocurrido con los ERE y otras felonías de
lesa patria andaluza y nacional, ya estará, qué duda cabe, humedeciendo las
pituitarias de la banda de rapaces que pululan por los oteros de “Hispania”,
tan adecuadamente llamada así por los romanos, es decir, “tierra de conejos”.
En el mismo medio y de la
misma fecha: “Nuevo desacato de Mas a una sentencia lingüística”. O
sea, una vez más, y las que cuelgan morena, el macandito que arruina a
Cataluña, le “mea” el cogote al pánfilo Rajoy y monaguillos tales cual, y al
partido de la oposición, también plagado de sectarios y descerebrados
panzafrechos, por supuesto con las naturales excepciones en ambos casos,
pero que por la soldada se callan y se allanan como borregos estabulados.
En otro lugar de distinta
fecha, otro medio viene a decir: “Fraude de UGT y CC.OO. Alaya
destapa otra gran mordida sindical. Eleva de 7 a 18 millones las
sobrecomisiones embolsadas por la gestión de los ERE”.
Y las encuestas han dicho,
hace dos días, que aún seguimos pensando la adocenada plebe de votantes en que
saquen un buen puñado de votos esta gente, en vez de botarlos con el voto
en blanco a carretadas. Es medio perfectamente democrático.
En definitiva, ¿es también
culpable de este estado de cosas el pueblo al que tan duramente le afecta,
hasta verse obligados a emigrar los mejores y más jóvenes y dejar en tierras
extrañas la plusvalía de su trabajo, mientras en su Patria se llevan los
dineros de todos una patética chusma política? Ni niego, ni afirmo la
interrogante, pero el pueblo es evidente que tiene cercenadas sus
potencialidades humanas y se ha convertido en un robot que se limita a obedecer
a unos desaprensivos.
Con Franco, el mando era
militar, aunque escasa (lo he vivido) la obediencia; hoy, el mando es
subliminal y también presuntamente inmoral, lo que no obsta para que la
obediencia sea total. Paradojas de la historia.
Es mentira que el hombre sea
un lobo para el hombre, sino, según Jacques Sternberg, “un rebaño para algunos
lobos”. Hace milenios, el sabio Aristóteles definió al hombre como “animal
político”. “Probablemente, hoy lo definiría como animal castrado”.
(Capdevilla)