Por un sedentarismo físico obligado, este ha sido para mí un verano especialmente pródigo en relecturas, como también lecturas de autores que desconocía: Jouvenel, Ivan Illich, Jean Baudrillard, Erch Fromm (releído varias veces), Aldous Huxley (también relectura) y, mi gran descubrimiento, Lewis Mumfort, amén de mis nunca abandonados clásicos. En todos aquellos se analiza nuestra sociedad aplicando unos criterios independientes y ajenos a cualquier posición partidista.
Como, de
toda lectura debe derivarse conclusiones intelectuales propias, la primera que he obtenido está en línea con una
lacónica reflexión de Jacques Sternberg
en un conocido libro suyo: “El hombre ya no es un lobo para el hombre sino un rebaño
para algunos lobos…” y, de ahí, a estas otras propuestas obtenidas
por Schumacher:
I.- Existe hoy una crisis de la
naturaleza humana que se rebela
contra las formas inhumanas de la tecnología y organización política, que son ya asfixiantes
y debilitantes para el hombre, sin que él mismo se de cuenta de su problema que
lo asume, alienado, como lo mejor.
II.- Existe una crisis del
entorno en que vivimos, el cual está enfermo y da señales de hundimiento,
al menos parcial.
III.- Crisis para disponer cada día
con más dificultad y más cara de los recursos no renovables que sacamos de
la tierra.
IV.- Una profunda crisis en las relaciones con el poder y las
instituciones que se utilizan para manipularlo, explotarlo, asfixiarlo y
debilitarlo
Esto lleva a que en todos los
rincones de la aldea global se manifieste
hoy un ansia creciente de libertad, democracia y justicia,
supuestos que en mayor grado cada vez son más restringidos y acaparados
por los menos, en perjuicio de los más, a quienes aquellos venden como un
supuesto
bienestar lo que en realidad es fraudulento y falaz. Ya, el hombre es un rebaño para algunos lobos. Y, lo que
es peor, hoy la razón no basta por si sola
para oponerse a la sutil dictadura
de la sinrazón. Para Aldous
Huxley “La paciencia demostrada por el
hombre medio es el hecho tal vez más sorprendente de la historia. La mayor
parte de los hombres y de las mujeres están dispuestos a tolerar lo
intolerable” España nos está dando una visión patética de este fenómeno
socio político y, como con la mentira se tapa descaradamente la mentira precedente que haya quedado en
evidencia, ante lo que la gente, muestra
una viciada credulidad que vienen
programada desde la escuela para engarzar con el sectarismo
capitalizado de los medios y las redes. El sofisma mercenario y la retórica engañosa
ha devenido en algo así como un rebaño
ovino, del que una enorme mayoría se
conducen como borregos que balan, balan y balan idiotizados, y, otra parte, son
carneros de cuernos en espiral, que conforman los partidos políticos,
dedicados casi constantemente a tromparse los unos a los otros.
Y, ¿cuáles
son los motivos de esta situación tan desequilibrada socialmente? Es compleja la respuesta, pero cualquiera de sus
partes gira alrededor de estos ejes
esenciales: Pasividad, necrofilia, promoción capitalizada de la incultura y
la descarada corrupción de los conceptos y de la política en que nada. Existe
un abusivo uso por parte de los políticos de palabras grandilocuentes en
slogans electorales: democracia,
libertad y justicia, conceptos cuyas praxis está con excesiva
frecuencia ausentes en esa sociedad
democrática que proclaman a boca llena.
En esta
sociedad, ante la voluntad de la inflación desmesurada de políticos nada de espacio se ha dejado al ciudadano en la
toma de decisiones sobre su propio destino: Hoy más que nunca, según feliz
observación de Ortega y Gasset, España está absolutamente invertebrada.
Así
pues, 1.- Bajo un manto democrático el
poder va adquiriendo subrepticiamente caracteres totalitarios. Estamos en la peor de las
dictaduras: La partitocracia, o sea,
la masa convertida en mayoría silenciosa.
2.- El ser humano va camino de seer un “idiote”
robotizado, según la raíz griega. 3.- Las máquinas (y maquinitas) nos
esclavizan cada día más y dejan al hombre sin capacidad autonómica. Los
ejemplos están en la mente y en los hábitos de cualquiera. 4.- El sistema no se
mantiene sin la producción y venta de armas, que siempre terminan usándose
produciendo oleadas de exiliados de un país en guerra a otro en paz que
arruinan.
Levantar
acta de estos hechos no significa despreciar las evidentes ventajas de la revolución industrial, el
parlamentarismo y la propia democracia real, etc..