viernes, 5 de julio de 2019

¡¡AL LADRÓN, AL LADRÓN, COGED AL LADRÓN…!!



Antiguamente se  le decía ladrón al que robaba, que es lo que dice el diccionario; hoy, si le dices tal incluso con razón, te empitona la Justicia.   
    
                Hasta principios de los años sesenta  o finales de los cincuenta, en los pueblos del entorno y, por supuesto, en Cártama, las familias   tenían la costumbre  de mantener abiertas  las puertas de la calle  de mañana a noche. Las viviendas en un pueblo rural  solían tener  un portal con una habitación a  cada lado y, de este portal y, por la cancela, se entraba en el cuerpo casa en el que se  contenía la escalera de subida a la parte alta (dormitorios y trojes), puerta de entrada a la cocina que, a su vez, también  tenía salida, igual  que el cuerpo casa al patio. Este   se comunicaba con el  corral  en donde estaban gallinero,  corraleta, cuadra y  tinado.

 En el patio generalmente había un árbol hierbaluisa, un dama de noche, un jazmín y, profusión de masetas con geranios, pilistras, donpedros,  varitas de San José, junquitos de olor a cielo, etc.etc. Como todas las puertas estaban abiertas,  desde la calle se veían estos   virgilianos patios, incluso los de viviendas modesta ---signo, con otros detalles, placenteros por naturaleza, de que, aunque hoy debido  a la técnica (frigorífico en cada casa, televisión, lavadora eléctrica, lavaplatos, y hasta fregona que libera a la mujer de fregar los suelos arrodillada) estamos mejor que antes (no gracias  a los políticos, sino  más bien pese a ellos),  hoy obviamente se vive humanamente mejor que otrora---.

Caso de que en alguna ocasión se cerrara la puerta de la calle, el visitante llamaba con el potente picaporte y,  siempre,  se le abría, incluso a los pobres que pedían limosnas ---“una limosnita por  Dios hermano (a) y, rara vez era  negativa la respuesta: “perdone por Dios, hermano(a)”,   sino, según posibilidades: “tenga usted hermano”;  y el pordiosero: “Dios se lo pague…” y “ que a usted,  El no le olvide” respondía el casero, casera u otro miembro de la familia.…---

                Sin embargo, un día  la “chacha Manuela” vio desde el fondo del corral a un ladronzuelo que había entrado en la casa y ya se llevaba un perol de cobre de los que para adorno de distintos tamaños, se colgaban sobre el humero. Ni corta ni perezosa, Manuela  se plantó en mitad de la calle gritando a  todo pulmón: ¡¡Al ladrón, al ladrón, echad mano al ladrón y quitadle el perol me lo ha robado dentro de mi casa... !.  Miguelón (capataz en la mediana labor de Talento), que salía de llevar una ceronada de sandías y melones a la tienda de  Isabel y María, le echó mano al ladroncete y le quitó el perol previa  una patada en el culo  para después  dejarlo ir,  advertido, eso sí,  de que no volviera  más  entrar a roban en ninguna otra casa.

                Con esto que queda dicho íbamos a que si hoy una persona le grita ladrón alque roba o un  hombre de casi 1.90 de envergadura vertical le echa una zancadilla, cual hizo el buenazo de Miguelón,  y le quita lo que estaba robando,la robada y quien evitó el robo tiene que andar de juzgado en juzgado y nadie le quitaría una multa a Chacha Manuela y a Miguel y, al ladronzuelo se lo rifarían las Televisiones  para entrevistarles como a un mártir de la sociedad. El mundo al revés y explotación intensa del sentimentalismo y la demagogia por los políticos en una sociedad civil aborregada.
  Aunque por desgracia, en este país  todo ello  no es nuevo; ya lo constataba Luís de Góngora  en el lejano pretérito Siglo de Oro:
¡Cuán diversas  sendas
Se suele seguir
En el repartir
Honras y haciendas!
A unos da encomiendas,
a otros sambenitos.
Cuando pitos flautas,
Cuando flautas pitos.
A veces despoja
De choza y apero
Al mejor cabrero,
Y a quien se le antoja
la  cabra mas coja,
Pare dos cabritos.
Cuando pitos flautas,
Cuando flautas pitos.
Porque en una  aldea
Un pobre mancebo
Hurtó sólo un huevo
Cuelga de una higuera
Y al sol bambolea.
Y otros se pasean
Con cien mil delitos
Cuando flautas pitos…