CRETINOS
O SOLEDAD
Existen tantas formas
de cretinismo, como cretinos pacen y, si bien aforamos, ¡¡vive Dios que hay una “pechá” !!!.
Yo uso un truco para
detectarlos: No tengo más que, como vengo haciendo, anotar los hechos de mis congéneres.
Para no errar, hay que militar bajo bandera propia, solitaria e independiente y, vivo yo mi independencia coherentemente con
mis principios y sin miedos a las
piruetas de los cretinos consistoriales,
que en tal cueva haylos, como también, en
el pueblo; tantos como ratas seguían al Flautista Hamelin al son de su musiquilla populista y
engañifla, sin caer en la cuenta que flautista los llevaba a ahogar en la mar salada.
Cuando Albert Camus recibió
el Premio Novel en 1.957, escribió, no sin
antes distanciarse del desmarcado, pero
influyente rojillo, Jean Paul Sartre: “Cada generación cree estar
dedicada a rehacer su pueblo; pero en contra de las apariencias yo ni lo
intento; mi tarea no consiste en intentar salvar a mi pueblo, sino en habitarlo
con coherencia de testimonio y sentido común e, insisto, con una bandera propia y solitaria,
libre para poder llamar al que miente, embustero
y, al que roba de cualquier guisa, ladrón.
Todo ello, cuando por
ley de vida espero ya cercana la hora en
que Dios me recibirá propicio (e iré tranquilo porque El, es el gran perdonador de posibles errores de
sus hijos los humanos), yo no habré seguido a ningún flautista político demagogo
lleva al pueblo español y a Cártama como el populista engañabobos de Hamelin
hacía con las ratas, ya se sabe con que intenciones unos y otros.
Hablando de flautistas
engaña necios, Pedro Sánchez hizo el tonto del bote con una reubicación de
Franco de la ya no se acuerda ni él, enfrascado como está en su ley de no sé
qué en beneficio del bandido sito en Europa, que lo tiene cogido por los huevos
por cinco espurios votos, con los que Puigdemont piensa, con el apoyo de Putin
quedarse con un trozo de España. Y, quiera Dios que no lo consiga porque Pedro
está deseando vendérsela con tal de dormir
en la Moncloa.
Es triste ver como el “progresismo”
de la chusma de Pedro apedrea al progreso del “otro”, el de los pantanos. Este de
ahora derriba las presas en medio de una sequia escalofriante.