Aparte de que su sitio natural de estar sería Cártama, no podemos negar que el museo Arrese tiene nuestras referencias expuesta en un sitio preeminente y digno, que honra la historia de Cártama. Controlan hasta la temperatura en que deben estar los testigos arqueológicos.
Dicho lo anterior, ha llegado el momento, ya está bien de callar lo que tiene derecho a conocer todo el mundo, la verdad es que unos profesionales de Arqueología, antes de retirar las muestras para Arrese, sin decir que eran para un museo de Corella, preguntaron y prospectaron sobre el interés que en Cártama se tenía por su tesoro artístico-histórico y, ¡oh Dios!, todos los preguntados dijeron que no les importaba que se llevaran "esos restos de obras, como tantos otros se tiraban a los arroyos y se enterraban en obras y en protección contra las ruedas de las carretas en las esquinas de las callejuelas"
A ver como los eruditos de hogaño le ponen a eso y dejan de culpar, tal hizo la concejala de cultura, mi gentil amiga, en una comida que tuvimos doce amigos en la punta del pueblo camino Alhaurín. Paco el arqueólogo es testigo de ello, y me consta de su honorabilidad, que sabrá dar fe de lo que digo si preciso fuera.
Pero ahora cumple mirar para adelante y, trabajar por Cártama, PERO SIEMPRE la burra por lo que vale.
Esto me viene a recordar que en el año 50 me tocó acompañar al célebre novelista y miembro de la Real Academia de la Lengua, Salvador González Anaya, varias veces alcalde de Málaga e hijo de Cártama de donde era su madre, por los campos para recoger notas novelables para escribir una novela sobre nuestro pueblo en honor de su madre, como digo, cartameña, durante 10 días a lomos de sendas caballerías.
La novela fue escrita y, en su prólogo, el autor afirma: " pàra acopiar dato, cogí el tren y arribé a Cártama y, salvo la Virgen de los Remedios y la aplaudida figura de González Marín, sólo encontré digno de mención chismes y chumbos." Cuando lei aqiuello ncorr´ñi a verlo en su librería de calle Nueva, y al verme me dijo: "Sé a lo que vienes..? ¿No te gusta el prólogo eh? Pues que se enmienden nuestros paisanos"
Lo que digo lo puede leer todo el que quiera; su título es "EL LLAVERO DE ANICA LA PIMIENTA". He dicho por hoy.
Esto me viene a recordar que en el año 50 me tocó acompañar al célebre novelista y miembro de la Real Academia de la Lengua, Salvador González Anaya, varias veces alcalde de Málaga e hijo de Cártama de donde era su madre, por los campos para recoger notas novelables para escribir una novela sobre nuestro pueblo en honor de su madre, como digo, cartameña, durante 10 días a lomos de sendas caballerías.
La novela fue escrita y, en su prólogo, el autor afirma: " pàra acopiar dato, cogí el tren y arribé a Cártama y, salvo la Virgen de los Remedios y la aplaudida figura de González Marín, sólo encontré digno de mención chismes y chumbos." Cuando lei aqiuello ncorr´ñi a verlo en su librería de calle Nueva, y al verme me dijo: "Sé a lo que vienes..? ¿No te gusta el prólogo eh? Pues que se enmienden nuestros paisanos"
Lo que digo lo puede leer todo el que quiera; su título es "EL LLAVERO DE ANICA LA PIMIENTA". He dicho por hoy.
