domingo, 4 de noviembre de 2018

VOZ DEL PUEBLO”, QUE INVOCAN LOS POLÍTICO: ¡ Beeeeee! ¡Beeeee! ¡Beeeeee!


La  mal entendida máxima de que Dios se explica en la voz del pueblo  (VOX POPULI VOZ DEI),  viene autorizando  a la plebe y pedantes  de chichinabos para tiranizar la razón, el buen juicio y la verdad individual y hasta prostituir la historia, como se viene haciendo en esta era de la posverdad.

Con esa invocación de pillines demagogos, éstos han erigido una potestad incluso tribunaria, capaz de  oprimir la buena fe y la nobleza de las minorías. Además de tal error de zascandiles, nacen muchos más; porque asentada la conclusión de que la multitud sea regla de la verdad   (con esa  falacia advino la II República y el Frente Popular, aunque  ninguno de los cuales ganaron   la elecciones que cambiaron  nuestra historia al echar los consabidos  partidos la multitud   a la calle enloquecida en algaradas por previas arengas maquiavélicas) , todos los desaciertos del vulgo  se veneran como casi mandato divino.

Los que tanto énfasis ponen  --por interés propio casi siempre--  en el valor definitivo de  la voz popular saben, y he aquí la sangrante mala fe, criminal  a veces,  que el mayor número de gente en manifiesto es la acumulación, si no se atiene a la razón, de sinrazones en momentos homicida o, al menos, temerarias como estamos viendo y sufriendo en  dos regiones españolas, Cataluña y Navarra. Y es que,  los que aspiran a usurpadores no pueden conseguirlo sino por medio de insolencias y maldades. Un ejemplo lo tenemos en nuestro gobierno.