miércoles, 2 de junio de 2021

 

LOS PUEBLOS Y SUS GRANDES HOMBRES Y MUJERES

El mero hecho de que un grande personaje  nazca en una ciudad, pueblo  o aldea, ya le da a estos, prez y categoría  en proporción.  Con solo ello, ya  la capital, el pueblo o aldea en que nace, los erige de facto en hijo de pro  sin necesidad imprescindible para el común de más formulismos.

A tenor de lo dicho, y como continuación de mi artículo de antié, no más,  con motivo  del 65 aniversario  de la muerte del ilustre cartameño, José González Marín, alego concisamente:

José González Marín hizo a Cártama (pueblo,  Estación, pueblos comarcanos y,  a España) copartícipes del honor de haber conseguido por méritos singulares,

 A): La Gran Cruz de Isabel la católica, la más grande condecoración que otorga el Estado a un civil.

B): El Collar de Alfonso X El Sabio, ambos concedidos por el gobierno de la II República y,

C): La Medalla del Mérito al Trabajo que le concedió el franquismo.

Amén, de ello, el año 1.944 es nombrado Presidente de Honor de las Fallas de Valencia seguido de  Hijo adoptivo de Valdepeñas, Ronda, Sevilla, Málaga, Coín y, un largo rol en el mismo sentido a lo largo y anche de España e Iberoamérica. Y aún más relevantes y frecuentes los homenajes en todas capitales  y pueblos del orbe de habla hispana, en su mayoría organizados entusiásticamente  por el mundo intelectual y artístico en todos los escenarios y, de modo relevante en el Teatro Español de Madrid.

En una ocasión, asistí por primera vez a uno de esos homenajes, ofrecido en esta ocasión por poetas, comediógrafos y escritores. Lloré de emoción incontenible cuando, yo, con no más de dieciséis años,  oí gritar al  enardecido público que abarrotaba el Teatro Calderón de Madrid: “¡¡Bravo, bravo, bravo!!..., ¡del Sur tenías que ser!: ¡¡Viva Andalucía, ¡¡Viva Málaga!!, ¡¡¡Viva Cártama!!, ¡¡Viva Cártama!!, ¡¡Viva Cártama…,¡¡Bravo, Bravo,…!!

Y no menos emoción de patria chica sentíamos cuando íbamos en el tren correo a reintegrarnos a los estudios en C abra tras alguna de las vacaciones, el ver como al llegar a la altura de la cortijada, Las Tres Leguas, decía la gente venir acá asomaos a las ventanillas se ve Cártama, el pueblo de González Marín, y allá en el Monte el Santuario de la Virgen de los Remedios que él salvó de la quema en 1.936, y se La llevó a América escribiendo en su peregrinar por naciones y ciudades, la más bonita y tierna de las cantigas marianas que se conocen.