sábado, 29 de enero de 2022

 

TARDE ESTIVAL

Somnolienta va la tarde,

lenta, lenta  hacia el ocaso,

Donde se adentrará en

 las  nubes  que con sus lloviznas

le dan grato frescor al verano

y a los frutos de la higuera:

higos dulces y brevas.

También son frescos alivios  siderales

                                     que  hace Dios  al  labriego, afanado

                                    con generoso empeño en obtener

                                        el  pan a la tierra áspera y entrañable.

 Y siembra pegujales verdes

 alimentos vitales del hombre

fiel el labriego al Divino Mandato:

                             “con tu  sudor   ganaras el pan de la especie”.

Benditas sean las saudades

que me traen los recuerdos de

aquellas tardes gloriosas en que yo,

 chaval aún, recostado en un lindazo

de las hazas,  pasaba horas y horas

ensimismado en el ocaso y sus candilazos,

rojos como de Abel la sangre.

 

Y no encontré respuestas a las preguntas

que me sugerían el inefable  cielo;

Preguntas  que sólo Dios las sabe.

Sólo Dios sabe responder al profundo arcano.

Y si miraba a mi izquierda,

Veía en el monte suyo el Santuario de la

  Bendita Virgen de los Remedios.

 ¡¡Memento…!!