sábado, 12 de enero de 2013

¡AY, DOÑA LEONOR GARCÍA AGUA JULI Y COMPAÑEROS DE "VIAJE"

De sorpresiva lectura
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He aquí una sola secuencia  de los desafueros cainitas cometidos contra personas honradas a carta cabal, por quienes, por  lucro presuntamente ilícito, han sumido a dichas personas decentes y probas en la   ruina material y moral, con sangrantes somatizaciones derivadas  al ser torturados moralmente  por medio de una maquinación fraticida  durante más de treinta años sin  pausa ni tregua; con extrema insidia , sin razón ni conciencia.

 Doña LEONOR GARCÍA AGUA JULI  (Presidenta del PP de Cártama,  concejal  de su Ayuntamiento  y Diputada Provincial),  si no por activa, sí por pasiva, ha sabido de tan flagrante injusticia al estar incardinada en la familia componente de la citada  maquinación  cainita, sin mover un solo dedo en aras de la equidad y de paliar  el dolor ajeno; por contra, ha procurado agravarlo con actuaciones ad hoc desde el puesto político que ocupa y ha ocupado. 

SEGUIREMOS HABLANDO CON MÁS DETALLES PORQUE HAY MATERIA PARA ELLO,  pero, hoy, digamos  que uno de los "compradores" de la espuria compraventa que recoge el documento,  con las circunstancias que le rodean, era su propio suegro acompañado del esposo de ella o, un cuñado suyo; "tanto monta".

Doña Leonor no debiera con su dialéctica menuda (los hechos no admiten matices ni elucubraciones defensivas corraleras)  tratar de tergiversar más (como lo ha sido con calumnias atroces por sus familia política y esposo) ante la opinión y sus correligionarios, la verdad cruel y cainita de este "affaire", del que ella, por activa o pasiva, repito, forma parte per se.

Como política señalada, debiera dar ejemplo y decir la verdad y, sobre todo, no tratar de implicar a personas, que amén de inocentes, son víctimas de la mentada trama presuntamente dolosa y, sobre todo penosa: Nadie, inluída doña Leonor, podrá negar que las mujeres adventicias   de una familia (exceptuando quizás a una sola, Amalia) han tenido un protagonismo determinante, por activa o por pasiva, en la destrucción total de una familia que antes de incardinarse ellas vivían en armonía total compartiendo bines y afrontando duros problemas.

VALGA, POR HOY, ESTA SUCINTA ALEGACIÓN.