Este que ven se gasta el dinero de los obreros en cruceros de lujo por el Baltico, fiordos noruegos y suecos, hoteles impresionantes y otras menudencias lúdicas a todo lujo propio del representante de los pobres obreros.
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Si el Jefe hace lo que hace éste, en un contexto de paro laboral y ruina económica crecientes, ello explica lo que hace el peón del que dimos referencia en la anterior entrega de ayer, un tal Lanzas.
Y, a los ERE, añadamos las estafas mastodónticas de las Cajas de Ahorro, "las operaciones preferentes", estafas a gentes sencillas engañadas por directivos sin escrúpulos. Cajas que antes eran emblemáticas y ejemplares en su administración, hasta que los políticos (tan malos gestores como tragaldabas) la creyeron un chollo para su ilícito afán de lucro y se metieron en consejos de administración, direcciones generales y suciursales, intervenciones, etc, hasta que las quebraron y hubieron de ser rescatadas a costa del dinero del pueblo.
En efecto (¿para que más ejemplos?), ahí el ejemlo de Bankia, refugio de abigeos urbanos, sin necesidad de trabuco ni de dormir a cielo raso, como antaño, con dos huevos; ahora ni esto necesitan para el oficio.
Y..., ¡el "affaire" Bárcena, que tiene castañas!.
Y, a niveles de pueblo en el plano también políticos el "caso", Leonor García Juli, exalcaldesa y presidenta del PP en Cártama, concejala recalcitrante (así va también el PP en este lugar) y, ahora, Diputada.
Pero (seamos ecuánimes) a mi humilde criterio la minoría-mayoritaria de este controvertido país cada vez es más golfa por la cómoda indiferencia de la mayoría ciudadana, criterio al que me hace aferrarme mis 82 años de edad, que ha dado tiempo para conocer más o menos de cerca y sufrir la IIª República, una guerra civil que marcó mi alma de niños de la guerra, una posguerra con un periodo de hambres y miserias y, una larga dictadura, todo ello distorsionado al historiarlo los políticos, que no los historiadores objetivos.
Pero (seamos ecuánimes) a mi humilde criterio la minoría-mayoritaria de este controvertido país cada vez es más golfa por la cómoda indiferencia de la mayoría ciudadana, criterio al que me hace aferrarme mis 82 años de edad, que ha dado tiempo para conocer más o menos de cerca y sufrir la IIª República, una guerra civil que marcó mi alma de niños de la guerra, una posguerra con un periodo de hambres y miserias y, una larga dictadura, todo ello distorsionado al historiarlo los políticos, que no los historiadores objetivos.