*****
***
Omito comentarios míos porque la foto y textos hablan por si solos.
No obstante, apuntemos una simpática anécdota taurina de Moyano el Viejo que, bajo los efectos etílicos, se subió en un penco rocinantesco e intentó, como un Alonso Quijano redivivo, y, para hacer méritos ante las guapísimas mocitas que se metían por los ojos, picar con una llamaera yuntera a un buey carretón, que trompaba como un búfalo.
Harto ya el buey de las musarañas y provocaciones envalentonadas del "picador" ante su cuerna, decidió colaborar: metió la cabeza bajo la barriga del zopenco y, como si aventara arvejas, lo envió por encima del graderío con el jinete (que era tuerto) relíado en la jáquima, al mismísimo portal de la casa del cura.
Prometo comentar lo que pasó después, cuando el médico comprobó la etiología de la "hemorragia" y, desgañitado, arguyó: "Esto no es pendencia mía, ni suya tampoco, padre cura; llame usted a su limpiadora..." .
****
***
****
***
*****
***