martes, 31 de mayo de 2016

EL ÚLTIMO RAPSODA


NOTA PREVIA: Encuentro en mi archivo el siguiente artículo de mi entrañable amigo el periodista malagueño, Manuel Montes Cleríe,  sobre el artista gualhorcense, nacido en Cártama, JOSÉ GONZALEZ MARÍN, cuya reproducción me parece oportuna en estos tiempos. Sin ánimos de corregir a mi amigo, sí existe ya abundantes referencias  a este insigne  artista guadalhorceño, amén de dos libros sobre su obra y su vida e infinidad de artículos, homenajes recientes, conferencias, etc. Las hemerotecas de la época, en especial ABC, contienen un dilatado rol  de artículos y reseñas sobre este insigne personaje patrimonio cultural de todos los pueblos ribereños de la hoya del Guadalhorce, que le hicieron hijo adoptivo y a los que el célebre  poeta de poetas tenía por suyos propios. Precísamente, en estos días  el Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre patrocina, según mis noticias, un acto cultural  y televisivo de tres horas  sobre nuestro artista de fama mundial, que tanto quiso a Alhaurín de la Torre  y tanto ayudó en momentos difíciles a la esplendorosa promoción de su Semana  de Pasión, evento que  coordina y monta el eficiente reportero de Alhaurín el Chico, Juanma López.  

"No tengo la edad suficiente, y eso que soy sesentón, para haber conocido personalmente a González Marín, pero he tenido la suerte de poder escuchar una actuación suya en un viejo soporte de pizarra. Por otra parte en mis pinitos teatrales tuve un profesor y director –Leo Vilar, desgraciadamente fallecido- que constantemente apelaba al estilo, desgraciadamente hoy perdido, del rapsoda cartameño. Por cierto, el buscador Google, amén de no recoger apenas información de tan ilustre personaje, tan solo hace una mención, que quien corresponda -supongo que al autor del desaguisado-, debería, por un mínimo de dignidad, deshacer la noticia en que califica de “raposa” al rapsoda González Marín.
Para mí, hay varias condiciones que me obligan a considerar a nuestro poeta como referencia ineludible. Su sensibilidad, su arte, su cercanía al pueblo sencillo y sobre todo su amor a la Virgen de los Remedios. Corren tiempos en los que está de moda apelar a la memoria histórica, y a ella me acojo. Pocas personas habrán dado testimonio de una España, rota por la guerra fraticida, doliente y sufriente por la incomprensión, pero llena de esperanza, que este hombre, apoyado tan solo en palabras y en gestos, que inundaba los escenarios de hondura y de emotividad sacando del corazón y los ojos de sus oyentes los más profundos sentimientos y alguna que otra lagrima.
Que bien nos tendría tenerlo ahora entre nosotros. En este mundo dividido por la pérdida de valores, en el que se premia la zafiedad y la mala leche, la presentación en los medios de difusión actuales de aportaciones como la suya, crearían una escuela y un remanso de paz en el que serenar nuestros maltrechos corazones y reverdecer la esperanza en un mundo mejor.
Ojala, ese teatro González Marín que está por terminar, alguien recoja el testigo que nos dejó el más genuino representante del espíritu del Valle del Azahar."

Manuel Montes Cleries .- Febrero 2009