viernes, 21 de agosto de 2020

ELEGÍA POR UN HERMANO


                         
Es un dolor sin tope, sin sosiego, hermano:
Hablábamos varias veces en semana y esa noche
En nuestra plática  no supe intuir que la serpiente
Estaba enroscada a tu corazón con fruición de muerte.

En tu charla fraterna poco te faltó para mostrarme
Dulcemente el hical, pero tu verbo vehemente sólo
Hablaba de mi operación quirúrgica de aquel día
Y ahora se que  tu voz era como  un regazo de amor,
Ahogando recuerdos de dulces horas que
Para siempre,  hermano del alma, dejabas atrás.

No será este el momento que yo las rememore,
Las  lágrimas ocupan aún toda mi memoria.

Pero  es verdad que llorar y llorar de nada sirve ya,
Con  seguridad, tú hombre bueno, en la Casa del Padre
Estas  ya en do algún día nos veremos
con todos los que allí  están, pero  también es verdad que
 “algo se muere en el alma cuando un hermano se va”

Pese a ser cierto, yo lo creo, que un día nos reuniremos
Del Padre en una ribera nemorosa con  cantos
De alondras líricas y gorjeos de sentimentales ruiseñores.

Me gusta esta elegía, Juan, porque
al tiempo que gemido, es un grito de amor que brota
del alma compungida y ello, es también consuelo.

Está cerca el otoño y los mirlos seguirán cantando 
En la copa del limonero y, subirá la niebla desde el río 
 y yo te seguiré sintiendo cercano en el recuerdo
y en mis venas seguirá corriendo sangre fraterna, esa
que hace a los humanos más amados, más fraternos, más unidos...