EVOCACIONES
DE MADRUGADA
A
mi amigo, Juan Andrés
Campesinos,
abnegado padre mío;
Deshechos
hombres del campo
Pasasteis
la vida aguantando
A
la vieja tierra para obtener
De
sus entrañas el humano sustento:
Yo
te venero con Virgilio poeta
Que
te puso en Eglogas y Georgicas
Al
nivel del sol y los luceros
Que
parpadean las noches claras
En
la arcana bóveda del firmamento.
Tierra
amada, dilatados paisajes,
Ocasos
con candilazos ígneos por poniente
Y
gresca de pajarillos en los álamos del río
Vosotros
hicisteis que yo gozara niñez de oro,
Que
una aciaga guerra cortó de cuajo
Y
me hizo de golpe un hombre con cinco años.
Con
el llanto al ver a los seres muertos en los balates
Se
me nubló el color del cielo misterioso.
Pero
un día de aquellos conocí al poeta de poetas
Y
el niño de ojos aspaventados
de
ver tan letales odios entre antes amigos,
e
incluso entre padres y hermanos,
sintió
en su alma el dulce lenitivo de la amistad sincera,
de
aquel amigo, juglar universal, bueno y sabio.