¿QUE EN QUÉ PIENSO, ME PREGUNTAN USTEDES..?
Primero y
brevemente, pienso en que anteayer me di
de baja en el grupo de selectos intelectuales, “Mesa del Guadalhorce”, habida
cuenta de mis circunstancias personales de mucha edad y poca salud. No
obstante ser una iniciativa mía, he recibido un aviso del portavoz y creador
del grupo en un tono rasposo de cómo si yo hubiese sido echado y, no es así ni
mucho menos ¡que coño!, sino que por lo antes dicho, sintiéndolo mucho, no he
tenido más remedio que dejar tan entrañable y selecto grupo. Dicho esto, vamos
a otras cosas.
Una persona nonagenaria cuya capacidad sensorial es aún
viva, se ve postrada hasta la pérdida total de autonomía con la natural
incidencia emocional que depara situación semejante. Pero esos casos, que por
desgracia abundan, no despierta ningún respeto en la insensible y pragmática sociedad de hoy, que el único
término que saben recitar es el adjetivo posesivo en sus varias formas “¡¡MIO…
y los pronombre “YO, ME, MI….”. El nuestro es un mundo de indefensos Lázaros
e insaciables Epulones insolidarios…
Sí, un país con
diecisiete autonomías y sus respectivos y manirrotos gobiernos de gentes del
montón señaladas a dedo por el cabecilla de entre los que no le hagan ni chispa de sombra. (Hay excepciones
obviamente). En total más de 5.000 políticos (o lo que sean) y, la
doble cohorte de consejeros del
ala para deliberar sobre abortos, ley “si es sí”, eutanasia, EREs, Falcon, corrupción a gogó, desaprensión
durante la pandemia en especial con los viejos en los asilos y la santa madre
que paríosles.
Y vamos ya por
billones de deuda pública que la endosaremos necesariamente a nuestro hijos y
nietos. Y, eso sí, exhaustiva carga de impuestos hasta el extremo, como acaba
de ocurrirme a mí y a mi esposa, que nos han embargado la pensión que está muy
por debajo del sueldo mínimo
interprofesional por una
pretendida deuda de hace cincuenta años
en este caso prescrita por falta de reclamaciones periódicas, y ello, previo
años de llamadas por una de esas
empresas de recobros experta en métodos vejatorios, con llamadas por el día, por la tarde, por la noche sin dar nombre y
cuando se le devuelve la llamada para cargarme en su puta ralea, la Cia telefónica
te dice sistemáticamente: “el número a
que llama no existe…” lo que ha agudizado síquica y físicamente la
situación de la enferma antes mencionada..
Cucú
cantaba la rana,
Cucú
debajo del barro,
Y en
sus croares decía
¡“Dios
mío que insolidario es
El
viscoso zapo humano”!