PACO JUAN RAMOS
(1ª PARTE)
Francisco
Rodríguez Díaz ("Paco Juan Ramos"), cartameño, de una familia
con ramas en Cártama y en Alora, fue hombre de una personalidad
singularmente acusada.
Desde niño, trabajó
con su padre en el bar que éste tenía en Cártama, del que se derivó una zaga de
taberneros que aún hoy perduran y ejercen con el apelativo de los "Cocos".
Sus
innatas inquietudes intelectuales y su afán de conocer mundo, le indujeron emigrar --a la "aventura de Dios"-- cuando tenía 25 años. Recaló en Melilla, compró un coche de "caballos-taxi", después, otro, empresa que le permitió amasar algunos ahorrillos y contraer
matrimonio.
La
edad no fue óbice para acudir a escuelas privadas en horarios
compatibles con su trabajo, lo que le deparó un cierto nivel lectivo que le permitió dedicar
tiempo, incluso robado al descanso, para su afición favorita: LEER.
Seleccionaba los autores y sus obras
orientado por un amigo, militar, dueño de una gran cultura humanista, según supe
por él mismo
cuando le conocí.
Dotado de una memoria privilegiada y de la
inquietud intelectual ya dicha, no le fue difícil allegar una densa y variada cultura general, incluido idiomas.
Al
final de los años veinte, deseoso de conocer París, meca de la ilustración europea, y saciar en ella su afán de saberes, vende los
coches de caballo, cruza el Mare Nostrum y arriba a la capital de Francia; se
coloca en una empresa fabril con en jornadas que le permitían satisfacer sus
inquietudes culturales. Visita asiduamente
museos, tertulias literarias,
bibliotecas y, logra amigar y codearse con gentes
del saber parisino.
Terminada
la guerra civil, en los primeros años de la década de los cuarenta,
retorna a Cártama cuando rondaba los cuarenta años de edad.
Con
los ahorros que traía, compra una antigua y amplia casa solariega en calle
Cárcel, en cuyo primer cuerpo bajo instala una importante tienda
de abacería. El resto del inmueble lo dedica a vivienda, ocupando un
sitio de honor su variada y selecta biblioteca.
Bajo la enorme y frondosa parra del amplio patio, en los meses de bonanza climática se
celebraban varias veces al mes tertulias culturales nutrida por tertulianos, no sólo de Cártama, sino de
Alora, Coín y Málaga. Entre los asiduos llamábamos al sitio el "ágora
cartamitana": El propio anfitrión dio
lugar a ello por su basto conocimiento de la cultura griega, que le llevaba a veces a
memorizar trozos de las obras de los clásicos helenos.
Como
hombre culto y de espíritu poético, tenía un gran amor al campo: Compró una haza en los aledaños de Cártama considerada de secano; y él la convirtió en
regadío reaflorando goteras y minas ancestrales, de la época agarena ya cegadas, que proporcionó suficiente caudal de agua, recogida en albercas, para regar de
pie plantíos de hortalizas que comercializaba en el mercadillo del pueblo. Y también, asociada al cultivo de huerta, hizo una plantación de árboles frutales que
convirtió el predio, de algo más de tres fanegas de tierra, en un vergel que él tenía
por una reminiscencia de la época mora. Allí se podía degustar brevas negras, higos (verdejos, panetes y coinos); kakis,
granados de distintas variedades, y, hasta un algarrobo de frondoso porte, que tras ser podado en profundidad sus ramas y follaje, sacó de raíz en la sierra de las viñas y plantó en su finquita en donde enraizó de nuevo; y, cabe un recoleto colmenar que también instaló, crió limoneros, naranjos (cajeles, china, calabacita, morada, berna, etc), y, en la mitad sur, a la
que por desnivel era imposible conducir
el agua, crió un exultante y fructífero
almendral.
Aquella
finquita, en donde al efectuar la búsqueda de agua se encontraron atanores de barro de cuando los moros que nutrían, amén de con una
noria sobre el curso de la acequia del Barullo, una enorme alberca cuyos restos se conservaban
en el llamado, “llano de Frasquito Talento”,
sitio en el que acamparon los ejércitos de los Reyes Católicos para la
toma de Cártama, volvió a tener, contrastando con el seco y árido contorno, un aspecto y
colorido cual lo sería cuando los moros estuvieron por estos lares.
***
NOTA: En
la segunda parte expondré la faceta humana y cultural del personaje aquí
semblado; cómo le conocí y cómo llegamos a
ser íntimos amigos, vivencias, etc.