miércoles, 3 de octubre de 2012

PERSONAJES IMPORTANTES DE CÁRTAMA

PACO JUAN RAMOS
(1ª PARTE)


        Francisco Rodríguez Díaz  ("Paco Juan Ramos"), cartameño, de una familia con ramas en Cártama  y en Alora, fue  hombre de una personalidad singularmente acusada. 

        Desde niño, trabajó con su padre en el bar que éste tenía en Cártama, del que se derivó una zaga de  taberneros que  aún  hoy perduran y ejercen  con el apelativo de los "Cocos". 

        Sus innatas inquietudes  intelectuales y su afán de conocer mundo, le indujeron  emigrar --a la "aventura de Dios"-- cuando tenía 25 años. Recaló en Melilla,  compró un coche de "caballos-taxi", después, otro, empresa que le permitió  amasar algunos ahorrillos y contraer matrimonio.

         La edad no  fue óbice para acudir a escuelas privadas en horarios compatibles con su trabajo,  lo que  le deparó un cierto nivel lectivo que le permitió dedicar tiempo, incluso robado al descanso, para su afición favorita: LEER.

        Seleccionaba los autores y sus obras orientado por un amigo, militar, dueño de una gran cultura humanista, según supe por   él mismo  cuando le conocí.

         Dotado de una memoria privilegiada y de la inquietud intelectual  ya dicha,  no le fue difícil allegar  una densa y variada cultura general, incluido idiomas.

        Al final de los años veinte, deseoso de conocer París, meca de la ilustración europea,  y saciar en ella su afán de saberes, vende los coches de caballo, cruza el Mare Nostrum y arriba a la capital de Francia; se coloca en una empresa fabril con en jornadas  que le permitían satisfacer sus inquietudes culturales. Visita   asiduamente  museos, tertulias literarias, bibliotecas y, logra amigar y codearse  con gentes del saber parisino.

        Terminada la guerra civil, en los primeros años de la década de los cuarenta,   retorna a Cártama cuando rondaba  los cuarenta años de edad.

        Con los ahorros que traía, compra una antigua y amplia casa solariega en calle Cárcel, en cuyo primer cuerpo bajo instala una importante   tienda  de abacería. El resto del inmueble lo dedica a vivienda, ocupando un sitio de honor su variada y selecta biblioteca.


         Bajo la enorme y frondosa parra del amplio patio,  en los meses de bonanza climática se celebraban varias veces al mes    tertulias culturales  nutrida por  tertulianos, no sólo de Cártama, sino de Alora, Coín y Málaga. Entre los asiduos  llamábamos al sitio el "ágora cartamitana":  El propio anfitrión dio lugar a ello por su basto conocimiento de la cultura griega, que le llevaba a veces a memorizar trozos de las obras de los clásicos helenos.

        Como hombre culto y de espíritu poético, tenía un gran amor al campo: Compró una haza en los aledaños de Cártama considerada de secano; y él la convirtió en regadío reaflorando goteras y minas ancestrales,  de la época  agarena  ya cegadas,  que proporcionó suficiente caudal de agua, recogida en albercas, para regar de pie plantíos de hortalizas que comercializaba en el mercadillo del pueblo. Y también,  asociada al cultivo de huerta, hizo  una plantación de árboles frutales que convirtió el predio, de algo más de  tres fanegas de tierra, en un vergel que él tenía por una reminiscencia de la época mora.  Allí se podía degustar brevas negras,  higos (verdejos, panetes y coinos);  kakis, granados de distintas variedades, y, hasta un algarrobo de frondoso porte, que tras ser podado en profundidad sus ramas y follaje, sacó de raíz en la sierra de las viñas y plantó en su finquita en donde enraizó de nuevo; y,  cabe un recoleto colmenar que también instaló, crió  limoneros, naranjos   (cajeles, china, calabacita,  morada, berna, etc), y, en la mitad sur, a la que por desnivel  era imposible conducir el agua,  crió un exultante y fructífero almendral.

        Aquella finquita, en donde al efectuar la búsqueda de agua  se encontraron atanores de barro de  cuando los moros que nutrían, amén de con una noria sobre el curso de la acequia del Barullo,  una enorme alberca cuyos restos se conservaban en el llamado, “llano de Frasquito Talento”,  sitio en el que acamparon los ejércitos de los Reyes Católicos para la toma de  Cártama,  volvió a tener, contrastando con  el seco y árido contorno, un aspecto y colorido cual lo sería cuando los moros estuvieron por estos lares. 
  

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NOTA: En  la segunda parte expondré la faceta humana y cultural del personaje aquí semblado; cómo le conocí  y cómo llegamos a ser íntimos amigos, vivencias, etc.