LA MENTIRA Y LA CALUMNIA
I
La mentira monda y lironda
La palabra, o habla, es uno de los dones que, claramente, diferencia a los seres humanos de las bestias. Si de este don divino hacemos comercio viciado mediante el sesgo, la simulación oral, o la calumnia, ese don excelso, privativo de los seres humanos, queda flagrantemente prostituido.
Si lo antes dicho es aplicable a cualquier embustero, fabulador, falsario o patrañero bípedo de cualquier laya o pelaje, si quien lo trafica es la persona que se dedica al que siempre fue noble arte tal la política, en vez de ser ejemplarizante para el pueblo, contagia a éste de la misma corrupción que ellos practican; la mentira es la mayor de las corrupciones, a tal extremo, si el embustero gobernante está juramentado en un cargo público desde el que practica capitalizadamente, o por tic moral, la mentira, deviene, al menos desde la concepción del derecho natural, en un vulgar delincuente. Tal es así que, por ello, en estos tiempos, y según las encuestas, los representantes del pueblo han caído en tal descrédito que constituyen la tercera y profunda preocupación de los ciudadanos decentes no contaminados del mismo vicio a través de los medios manipulados ad hoc y por las canonjías espurias. Siempre hay excepciones (lo hemos dicho en toda ocasión) pero, haciendo un símil, si en una habitación cerrada hay ocho persona de las que fuman cinco, cuando salen las ocho huelen a humo, incluso los que no fuman; y también son responsables por contemporización.
Montaigne dejó escrito: "El mentir es un maldito vivir. Nosotros no somos hombres, ni vivimos unidos con los otros sino con la palabra: si llegásemos a conocer el horror y el peso de este vicio, le declararíamos la guerra a sangre y fuego con más ardor y justicia que a todos los demás crímenes"
Y Apolonio aseveraba: "El mentir es propio de esclavos"
En lo que respecta a Cártama, tenemos anotado como ejemplo el de una política, del PP en este "caso", con cargos relevantes, es decir presuntamente ejemplarizante, que es paradigma del deleznable vicio que dejamos enunciado, y, lo que es peor, de sus embustes y ficciones dentro de una trama se han derivado graves perjuicios morales y materiales para una familia decente e inocente.
En las próximas consideraciones abundaremos más en tan denostable lacra y "caso" singular.