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Desde el zarzal de la acequia,
alarmado,
vuela el mirlo al limonero.
De árbol en árbol,
raudo,
el mirlo negro, pico gualda,
mota endrina de los campos,
altanero
altanero
en el poste del cercado,
la negra avecilla avecilla
planta cara
a quien le ahuyentó del hábitat.
(F.B-L.)
NOTA.- Dicen que de la poesía al ridículo sólo hay un paso. Hoy yo, me he atrevido a darlo. Perdón, pero yo he vivido esta escena muchas veces y quería recordarla en versos.