En un cortijo entre
Órgiba y Carataunas, escribió Federico García Lorca en una noche su célebre poema “La Casada
infiel”. Por tierras alpujarreñas, en la zona de “Pollo Dios” en el “Cortijo
Montijano” escribió su famosos romance antes citado, que después incluyó en
el “Romancero gitano” que dio a conocer por el orbe de
habla hispana un cartameño genial, el rapsoda, José González Marín
“Que yo me la llevé al río,
Creyendo que era mozuela,
pero tenía marido…
…Sus muslos se me escapaban
Como peces sorprendidos…
…Y aquella noche corrí
el mejor de los caminos
Subido en potra de nácar
Sin bridas y sin estribos…”
Fue durante unas
vacaciones de Pascuas
Que Lorca pasó en el caserío de Rafael Aguado
y otros amigos. Los tertulianos
emplazaron a García Lorca a escribir un romance partien de la primera
estrofa de una copla popular (Que yo me
la llevé al río…”). Él no hizo ningún comentario, pero a la mañana
siguiente cuando salían Órgiba, les recitó su poema que pronto sería popularizado por el aedo
cartamitano, González Marín. En dicho
poema describe aquel trozo de tierra alpujarreña: “pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos…”, es una descripción ideal de los barrancos de
Bacáyar.
Probablemente, el
personaje hinca sus ancestros en las
familias gitanas que moraban entonces por la impresionante cueva de Sortes cabe
la carretera que sube hacia hasta Pitres
y Pórtugos. Este poema daría para cientos de artículos más, y que está incluido
en uno de los romanceros más hermosos y
enigmático de la legua cervantina en todos los tiempos.