sábado, 7 de diciembre de 2013

LA CONCEJALA “ISI”

                                            

            

          ISI, es su nombre familiar.  Es la Concejala de Bienestar Social (o como se diga) del Ayuntamiento de mi pueblo, Cártama. Por ende, la edil con, quizás, el cometido del gobierno municipal que requiere más delicadeza en el trato humano porque, su brega del día a día es con las personas más inermes: Enfermos, viejos, pobres, etc, todos,   unos más otros menos, susceptibles de ayuda; algunos de una mera sonrisa amable y comprensiva, que no es poca ayuda en este perro mundo egoísta  y metalizado  que nos han inducido a fabricarnos.

             La cosa es más grave aún porque hay más casos de los debidos de cajeros de nuestros dineros públicos con las  manos conectadas a sus propias  faldriqueras; ¿me van entendiendo ustedes?. Amén de poca vergüenza, los tales (he aquí la rechinante paradoja) son notoria y escandalosamente  indigentes de lumbreras  (donde hay praxis sobra tesis) lo que ha agudizado de forma extremosa en nuestro país la conocida  crisis.

             Pero lo más penoso es que tal crisis quienes la están sufriendo en grado dramático es el pueblo liso y llano; los más débiles como apuntábamos antes.

            Pues bien, el contrapunto lenitivo lo ponen personas como ISI, y el equipo del que se rodea. He hablado al respecto con bastante gente, y puedo decir (aunque de todos modos yo hubiese hecho este escrito) que en el reconocimiento y gratitud hacia ISI, no estoy sólo.

            Mi cónyuge y yo tenemos 82 años cada uno. Menda, operado por dos veces de aneurisma aórtico y  siete hemorragias gástricas soportadas; y, ella, parkinson, artrosis complicada generalizada y síndrome de piernas inquietas; una pensión mínima, lo que no obsta para que estemos obligados a pagar de nuestro bolsillo el taxi de traslado a revisiones en el Hospital, porque Cártama, a 17 kilómetros del mismo y pese a tener Cártama un servicio de autobuses de uno cada hora ida y vuelta  a Málaga, no ha habido manera de que alguno hiciera parada en el mentado centro clínico. Los enfermos y viejos no somos ya rentables (más bien un lastre para la chusma mentada) tras una vida dejando lo mejor de nuestro trabajo en las arcas  del Estado cuyos componentes se lo están comiendo con fauces  depredadoras.

            Pues  bien, nos vemos obligados en  justicia, y porque es de bien nacidos ser agradecidos,  a decir públicamente que cada vez que nos hemos visto obligados  a acudir a ISI (por teléfono sin ni siquiera desplazarnos a su despacho) su respuesta ha sido absoluta disponibilidad, cariño explícito, deferencia y una total eficiencia,  revolviendo cielo y tierra hasta resolver el problema que se le ha planteado, en nuestro caso varias veces, y gordo; la última hace una semana..

            Gracias ISI. En su día cuenta, si vivimos,  con nuestro voto, y, lo que es más, con nuestro cariño y gratitud. 


                                                                        Francisco Baquero Luque