miércoles, 4 de diciembre de 2013

SIEMPRE DURANTE UNA VIDA DANDO A CONOCER CÁRTAMA Y SUS GENTES




REMEDIOS LOPEZ (Poeta del pueblo)
Presentación en Sala Cultural  de Málaga 20-1-04
La primera vez que se le hizo un reportaje periodístico a Remedios López se lo hice yo que entonces colaboraba con  el Diario "EL SOL DE ESPAÑA" allá por el año 1.970 (Fotografía de Agustín Lomeña)
                                                     
Presenta: FCO. BAQUERO LUQUE, que dijo:

            Esta señora que aquí ven,  físicamente  un sarmiento, delgada como un hueso y “el pelo cano como la flor del almendro”, la cara chorreada de afanes y penas,  que lleva  su enjuto cuerpecillo envuelto en un sayo negro hecho de jirones de tragedia como un personaje escapado de alguna tragedia clásica griega tales  Esquilo,  Sófocles o Eurípide, esta señora, que tiene 84 años es, Remedios Díaz Miranda, más conocida familiar y poéticamente, como  Remedios Lopez, cartameña de nacencia y de  crianza, y, además,  juglar, o sea, poeta del pueblo. Pero más que nada, y en virtud de lo dicho, en realidad ella misma es poesía encarnada, con un argumento musical sin régimen de continuidad, anafórica, pero cargada de autenticidad, es decir, que ahonda en los motivos y llega al sentimiento y emoción de las gentes, porque , parafraseando la Biblia,  “de la abundancia de su corazón habla  su  lengua ”
           
 Remedios Lopez  espiritualmente es  una planta frondosa nacida en un desierto  de desgracias, que lucha impertérrita contra  la penuria de la perra vida que el destino le ha marcado, de lo que paradójicamente  emerge  su númen para cantar con brío y fuerza, ya lo verán ustedes, y pese a sus 84 años, sus versos callejeros nutridos, si bien de tragedia, también de esperanza,  de alegría, y, de perdón; y no poco tiene que perdonar a sus congéneres. ¡Cuanto sabe de perdón Remedios López! Por esta razón su poesía es emocionalmente caótica, porque caótico es el mundo que percibe. Su poesía está hecha de magma, de sentimientos en ebullición.

Como dijo Concha Espina, “el dolor es el padre de la poesía y su madre la misericordia. Del infortunio y la piedad estrechamente abrazados en las almas nobles, nacieron los más sabrosos frutos del ingenio humano...”.

            Y si alguien sabe  de dolor, de misericordia, de infortunio y de piedad, hecho toda una pañeta humana en su fleve cuerpo y en su dúctil alma, esa  persona es, Remedios Lopez.  
          Y esta prefunda ley, añade el autor que me presta o inspira esta cita, salvo raras excepciones,... resplandece como propia y nobilísima virtud del genio español, destinado a engendrar  (si  sus propias circunstancias no son tan extremas, como es el caso, que se lo impida), sus más hermosos y gallardas obras, no en lugares de sosiego y ventura..., sino en duros caminos y hasta en oscuras cárceles    (¡cuanto sabe de cárceles, en las carnes de su carne, Remedios Lopez !).

 En un lóbrego calabozo de Toledo, convertido en dulce retiro de las musas por obra y gracia de San Juan de la Cruz, brotó la música inefable de aquellas liras melodiosas, aquel divino epitalamio con que la lengua castellana mostró ser el  idioma de los  ángeles.

 En difíciles circunstancias, también por mor de la calumnia, nacieron los “Nombres”, obra sublime del Príncipe de la Paz, que escribiera en la cárcel  Fray Luís de León, como también sabemos que en una cárcel de Sevilla, en donde “toda incomodidad tiene su asiento y todo triste ruido hace su habitación”, nació el rey de los libros españoles, el Ingenioso Hidalgo don Quijote de las Mancha.

Con lo que antecede no quiero comparar (según el decir popular las comparaciones son  odiosas), el ingenio de nuestra hoy homenajeada, con el de los monstruos de las letras que cito. Sólo he querido resaltar con ello,  que el ser humano, incluida como muestra ejemplar  Remedios Lopez,  es capaz de sacar fuerzas de flaqueza y de  la adversidad, y sobreponerse a las amarguras, y a veces extremas realidades de la vida , para mantener vivo en su alma  y en sus hechos,  la esperanza  y  el ideal, que ella  sitúa  con arraigada fe en el más allá.

            Remedios, no sabe métrica, ni gramática, ni siquiera leer y escribir, y por esta razón su poesía, ya lo he dicho antes,  es anafórica. Pero su alma es una fontana de la que fluye un limpio  río de espontánea, constante e inacabable poesía auténtica, de esa que sabe a pueblo, a yunta, a besanas , a horizontes soleados de los que tiene repletos sus ojos; y, a amores cálidos entre malvas  a orilla de los  jazmines, pues también  de amores, (¡cómo no siendo poeta!) sabe lo suyo Remedios, cuyo patronímico se lo puso su madre en loor de la Patrona cartameña, Nuestra Señora de Los Remedios, cual antaño era costumbre.

            Si nos fijamos en el fondo de su poesía, alienta en ella, repito,  la rotunda fe religiosa que le ha dado, y da, fuerzas para soportar la dura vida que le ha tocado vivir y que sólo a ella cumple  explicar a ustedes, lo cual hace en versos que son una cadena de salterios: Remedios, sin saberlo, es salmista, espontánea y humildemente salmista, como lo fueron aquellos eremitas o monjes,  que no sabiendo leer, adaptaban sus loas a Dios  con salmos propios hasta constituir con ellos un salterio paralelo al bíblico que, por falta de ciencia, no podían interpretar, imitando así el modo de rezar de María y del propio Jesús.

            Como del poeta  Quintana, suele decir Remedios a su modo:

                                            “El poeta... en su misión
                                 sobre la tierra que habita,
                                  es una planta maldita,
                                  con frutos de bendición..”

                                                                          Muchas gracias