LOS TOROS EN EL FRANQUISMO
Empiezo estos recuerdos
en el año que el toro de Miura, Islero, mató a Manolete, en la plaza de
Linares.
Siempre aficionado a
los apuntes históricos y con especial predilección a los taurinos por, razones
que no son del momento enumerar, ofrezco y comparto estos entrañables recuerdos
de la época cuando yo contaba con 16 años.
La pérdida de Manolete
se consideraba una desgracia nacional, porque fue, no solo un torero de excepción,
sino, con quienes le conocieron (tuve el honor), un amigo entrañable y leal,
como es el caso del Cartameño, José González Marín, del que tuve el honor que
me presentara al Monstruo de los toreros, según apelativo que le dedicó el
director de “Dígame”, el periodista Kaito.
Estaba yo aquel día el
Lanjaron a donde mi madre iba por dolencias de hígado a tomar las aguas y parábamos
en el Hotel España, en el cual también se hospedaba la célebre actriz, Lupe
Sino que de inmediato se fue a Linares, en cuya enfermería de la plaza yacía
muerto Manolete y, al ver el cadáver, a la novia le dio un desvanecimiento y cayó
al suelo; todo ello se lo oí decir en otra ocasión también con González Marín y
Gitanillo de Triana al rejoneador, Don Álvaro Domeqk y Dies. En el mismo Hotel
España, emocionado tuve el atrevimiento de darle un beso en la mejilla a doña
Lupe y ella me respondió con un largo y emotivo abrazo.
España entera quedó
enlutada, en especial Córdoba. En Linares, tristeza y luto la autoridad concede
la suspensión de la segunda corrida de feria a petición de Camará el apoderado
de Manolete y los espadas que actuaban aquella tarde le secundaron.
Honras fúnebres,
silencio, llanto, Franco ha enviado en representación suya al Marqués de la
Valdavia; el Caudillo envía un telegrama a Doña Angustia Sánchez, madre de
Manolete, la mujer albaceteña, esposa y madre de toreros Cordobeses. Francisco
Franco ha firmado también el decreto (al que da lectura el gobernador civil de
la provincia) por el que le concede a título póstumo, Gran Cruz de Beneficencia,
por su contribución generosa y desinteresada, a las corridas en pro de los
hospitales de la gente humilde del pueblo del que el procedía.
Una semana después, Doña
Angustia Sánchez recibe una carta de Inglaterra. Está fechada el 10 de octubre
en Chartwey, de Inglaterra y, la firma Winston Churchill quien conserva la cabeza
del toro de Escobar con la V en el testud que Manolete le envió tres años antes
por la victoria inglesa. Churchill le testimonia así su condolencia:
“Señora.:
Con gran sentimiento he
sabido de la muerte de su hijo en Linares, y le mando la expresión de la más
profunda simpatía que sentía hacia él.
Tuve una gran emoción al
recibir el valioso trofeo de su hijo una cabeza de toro superiormente muerto en
el ruedo que me envió colocación de nuestra victoria en Europa, deseo
sinceramente unir mi pésame a los muchos atributos de condolencias que usted ha
recibido por tal motivo.
Suyo afectísimo,
Winston Churchiy.”
Con su muerte en el
ruedo Manolete, se elevo al Olimpo de la Tauromaquia en aquella España que yo
recuerdo como mi patria una y eterna.