viernes, 1 de septiembre de 2023


RECOVECOS DEL ALMA


Hay que hacer el bien

Aunque te lo paguen  mal;

Acostumbrado estoy ya

A recibir mal por bien.

 

Pero, aquí mi lirismo

No va de moralejas:

De ecos del alma va.

 

Por lo alto de las tapias

Afila su canto el gallo

Para saludar a la aurora,

 

Que asoma por  aquellos montes

Con tumbagas de diamantes

Rayos de luz derramando

Tan ajena en su inocencia

Que el galante gallo la está 

Esperando para de amor  requerirla

Con su canto estremecido,

¡¡¡Quiquiriquí, Quiquiriquííiiiiiiiii !!!.

 

La aurora desde su ocaso

al recién nacido sol saluda.

La luna, pastora de estrellas

Se esconde por las piqueras

De la sierra de Bonela.

 

Al niño cortijero, el alma

Se le hace del cielo ángel,

Mientras en el soto del

Nemoroso río, juega al pilla pilla

Con su salvaje fauna: la comadreja,

El turón, la jineta  el gato montés…

Con los que comparte merienda.

 

Porque  tú, Guadalhorce umbroso,

Fuiste edén de mi infancia:

Nací cerca de tu juncada orilla 

Cuando la luna lunera

pastora de sus estrellas

y del lucero del alba,

me sonreía en la cuna

mientras mi madre bendita

me dormía con sus nanas.  

 

Y el lucero miguero,

cabo gastador del día,

se escondía  tras serrijones…

 

Las campanas de la Ermita

Con su clamor de alegría

Están diciéndole al pueblo

Que son las doce del día

Y llegó la hora del reveso

Que caen a comer los braceros

En el segundo rengue del tajo.  

 

Con mi vida en el pueblo,

Componen  mi amado hogar

Una  esposa, Ada madrina,

En la terraza de la puerta, una

 Hilera de naranjos y limoneros

 Que me sembrara mi padre y,

Un hermoso hijo bueno

Que  dos nietos  me ha dado.

 

Confieso que honrado he sido

 Y con denuedo he luchado

en aras siempre del bien

  durante mis noventa y dos años,

sin otro reconocimiento que el

 de mi familia y el de algunos

amigos buenos  cuya amistad me honra

per seculam seculorum.