YO QUIERO SER “FACHA”
Yo, dedico este espécimen periodístico a mi amigo bueno de la “mesa” , Andrés Pacheco; e ídem, los demás…
Aunque de la misma raíz etimológica, para el tráfico verbal del común no significan igual “fachendoso” (estos son los más en la piel de toro) que “facha” (figura, traza, aspecto según el D.R.A.E), pero, a esta última palabreja los políticos de dialéctica fachendosa y capitalizada --los consabidos chichiribáinas y pinganillos--, le han añadido en los tiempos modernos una caprichosa y peyorativa deriva semántica, que refuerza la propia sonoridad prosódica del término tan aviesamente prostituido para baldonar. El entuerto, como tantos del mismo jaez, se encuadra en una antigua, y al parecer recurrente, arma dialéctica marxista. Ya Lenin postulaba: “Es moral todo aquello que resulta útil al partido…” Y, el célebre hierofante del socialismo alemán, Bebel, mantenía: “La democracia social tiene un solo adversario: la religión” ¡Qué hijoputa, honoris causa!
Debo explicarme sobre esto de “facha”. Antiguamente, entre los campesinos se tenía como “fachendosa” a la manita que llevaba a cabo con arte especial el hacerle a los pañiles y cajones en los que se envasaban los productos hortenses (tomates, pimientos, berenjenas, limones, naranjas etc), la “fachada”, o “cara”. Consistía ello en preparar las tandas superiores de los productos embalados (cara, en el expresivo argot rural), para ofrecer a la primera vista del posible comprador en el mercado central una primera impresión atractiva --que “se metiera por los ojos” y despertara el deseo de posesión (los labriegos inventaron el marketing)-- con los mejores productos del huerto limpios, con el vistoso color de la sazón vegetal, perfectamente ordenados y, por dentro hasta el fondo, se llenaban los continentes con los frutos de menos calidad comparados con los de la “cara”. El hortelano se las apañaba así y de otras guisas del mismo y legítimo tenor en el tráfico mercantil corriente, pues tenía que vender lo bueno y lo menos bueno que le daba la madre tierra por el sudor de su trabajo en ella; lo que no vendía, sólo servía para “echárselo a guarros”, o tirarlos a las acequias, mermando así sus ya raquíticos ingresos. Éste, en una pincelada, era antes el negocio del campo, del que la parte suculenta del beneficio no era para el que lo trabajaba, sino para intermediarios, banqueros, usureros y demás parásitos. Hoy son los mismos pero con otra “cara”, o sea, “carotas”: Presidentes de Gobierno, Diputados (das)-- algunos con sus queridas y queridos, que haberlos haylos--, consejeros, alcaldes y alcaldesas, ediles y edilas, sindicatos y tantas otras gentes de sospechoso vivir como a diario nos pone ante los ojos las crónicas de prensa que, eso sí, estamos tan habituado e ideologizados que, machos y hembras del honrado laborar, nos lo pasamos por debajo de semejante sitio sin que nos escueza el lugar lo más mínimo.
Sirva lo dicho como símil que cuadra aquí cual bidé en casa de putas: lo que Zapatero y ahora Rajoy y sus respectivos correligionarios le hacen a España es, precisamente, “la cara”, mientras se la están cepillando con manifiesta ineptitud y mala fe ideológica y, están dejando al pueblo al que explotan el resto del pañil ya agostado su contenido por estos caras. Como táctica engañabobos, de vez y más se hacen una buena foto chic y, a vivir tranquilos y pogres que son dos días, y, “¡es una orden!: tachar arrogantemente de “fachas” a los que se den cuenta del tejemaneje que nos traemos entre mano y discrepen, y así acomplejarlos y que callen. En controvertido y reciente artículo, Arturo Pérez Reverte venía explicar como en la cera de enfrente de las Cortes presenció la salida de Diputados y Diputadas que le dieron hecho un artículo sin desperdicios del que transcribo algunos párrafos “…
Hay
coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos
canutazos…y un tropel de ambossexos encorbatados ellos y peripuestas ellas…no
les distingo pero se les conoce por la cagada…Van pavoneándose
Dice Zapatero y conmilitones mercenarios odiar la pena de muerte, y así lo pregonan con
énfasis en todos los foros que viene a pelo, pero, como ejemplo emblemático de flagrante mentira, han hecho una ley cruel por la que las niñas preñadas
con 16 años pueden decidir, sin siquiera el consejo de sus padres, el asesinato cobarde del indefenso hijo que llevan en sus entrañas, con la
alevosa circunstancia de que a tal monstruosidad execrable desde todos los
puntos de vista lógicos y morales, le hacen
la “cara”
vendiéndole al pueblo apagado de
espíritu y razón dicha ley como “progre”, que
Liviana Aido (autora, a “cara” hecha, del entuerto), María
Teresa Fernández de
Y, quienes no comulguen con ley tan “progre”, según esta chusma son “fachas”, instituyendo este palabro en tabique separador de unos y otros, con lo que a las gentes honradas y de condición ideológica sana les ponen el vejatorio palabro como sambenito para diferenciarlos de ellos. Por ello, y “pa dalles”, yo ya quiero ser “facha”. Y. qué pasa cabritos…
No quiero, aún siéndome fácil, alargar este suelto con más ejemplos, que serían interminables, del mismo tenor “progresista” que están en la mente de todos: España ofrece el mayor fracaso escolar de Europa; agostamiento temerario del erario público con riesgo para pensiones y demás servicios constitucionales sociales al ofrecer pingues y pantagruélicas subvenciones a los sindicatos verticales zapateriles y a asociaciones afines de degustadoras de orgasmos clitóricos; al cafre cubano Castro; al orangután dictador de Venezuela, Maduro; al zorruno coletudo Iglesias y su reala, etc.etc.
O sea, que una persona como este humilde menda que fue (y es en la memoria y en la emoción) buen hijo, buen padre, buen ciudadano, aunque comete la incorrección política, al parecer de “facha”, de creer en Dios, que amo a mis patrias (grande y chica), y las llamo así, patrias, y lo proclamo con la palabra y por escrito, que odio el robo y la mentira en cualquiera de sus manifestaciones, que soy fiel amigo de mis amigos, que detesto al marxismo porque tiene el rostro manchado con la sangre de 110.000.000 de seres humanos sólo en Europa…, corro el “peligro” de ser tenido por “facha” como, de hecho, ya alguno me ha llamado. Pues bien, no se repriman: si ese epíteto es el que distingue a las personas normales y honradas de los otros, yo, quiero ser “facha” y, a mucha honra. ¡Fuera ya complejos ante la arrogancia pedestre e intolerante de los antes mentados y demás!. Si, yo quiero ser “facha”. Y, tras lo dicho, amárrenme el mosquito por los huevos: ¿A que viene tanto complejo ante estos papafritas, follapavas que tras insultarte la inteligencia invoca “educassión” al devolverle el cumplido. Y Rajoy: ¡oh, que se troncha…! ¡Majara, remanga enaguas como embozo…!
¿Qué llevas hortelano
en ese rubio pañil
cubierto con verde grama?
Van limones de Alhaurín,
perillas sanjuaneras coinas
y naranjitas de Cártama y---a las espaldas: políticos—que nos roban y engañan.