sábado, 25 de noviembre de 2023

 

YO QUIERO SER  “FACHA”

Yo, dedico este espécimen periodístico a mi amigo bueno de la “mesa” , Andrés Pacheco; e ídem, los demás…

Aunque de la misma raíz etimológica, para  el tráfico verbal del común no significan igual “fachendoso” (estos son los más en la piel de toro) que “facha” (figura, traza, aspecto según el D.R.A.E), pero, a esta última palabreja los políticos de dialéctica fachendosa y capitalizada            --los consabidos chichiribáinas y pinganillos--,  le han añadido en los tiempos modernos    una  caprichosa y  peyorativa deriva semántica, que refuerza la propia sonoridad  prosódica  del término tan aviesamente prostituido para baldonar. El entuerto, como tantos del mismo jaez, se encuadra en una antigua, y al parecer recurrente, arma dialéctica marxista. Ya  Lenin postulaba: “Es moral todo aquello que resulta útil al partido…” Y, el célebre  hierofante del socialismo alemán, Bebel, mantenía: “La democracia social tiene un solo adversario: la religión” ¡Qué hijoputa, honoris causa!

Debo explicarme sobre esto de “facha”. Antiguamente, entre  los campesinos  se tenía  como “fachendosa” a la manita que llevaba a cabo con arte especial el hacerle a los pañiles  y cajones en  los  que se envasaban los productos hortenses (tomates, pimientos, berenjenas, limones, naranjas etc), la “fachada”, o “cara”. Consistía ello en preparar las tandas superiores de los productos embalados (cara, en el expresivo argot rural), para ofrecer a la primera vista  del  posible comprador  en el mercado central una primera impresión  atractiva  --que “se metiera por los ojos” y despertara el deseo de posesión (los labriegos inventaron el marketing)-- con los mejores productos del huerto limpios, con el vistoso  color de la sazón vegetal, perfectamente ordenados y, por dentro hasta el fondo, se llenaban los continentes con   los frutos de menos calidad comparados con los de la “cara”. El hortelano se las apañaba así y de otras guisas  del mismo y legítimo tenor en el tráfico mercantil corriente, pues tenía que vender lo bueno y  lo menos bueno que le daba la madre tierra por el sudor de su trabajo en ella; lo que no vendía, sólo servía para “echárselo a guarros”, o tirarlos a las acequias, mermando así sus ya  raquíticos ingresos. Éste, en una pincelada, era antes el negocio del campo, del que la parte suculenta del beneficio no era para el que lo trabajaba, sino para intermediarios, banqueros, usureros y  demás parásitos. Hoy son los mismos pero con otra “cara”, o sea, “carotas”: Presidentes  de Gobierno, Diputados (das)-- algunos con sus queridas y queridos, que haberlos haylos--,  consejeros, alcaldes y alcaldesas, ediles y edilas, sindicatos y tantas otras gentes  de sospechoso vivir como a diario  nos pone ante los ojos las crónicas de prensa que, eso sí, estamos tan habituado e ideologizados que, machos y hembras del honrado laborar, nos lo pasamos por debajo de semejante sitio sin que nos escueza el lugar lo más mínimo.  

Sirva lo dicho como símil que cuadra aquí cual bidé en casa de putas:  lo que Zapatero y ahora Rajoy y sus respectivos correligionarios le hacen a  España es, precisamente, “la cara”, mientras se la están  cepillando con  manifiesta  ineptitud y mala fe ideológica y, están dejando al pueblo al que explotan  el resto del pañil ya agostado su contenido por estos caras. Como táctica engañabobos, de vez y más se hacen una buena foto chic y, a vivir tranquilos y pogres que son dos días, y, “¡es una orden!: tachar arrogantemente de “fachas” a los que  se den cuenta del tejemaneje que nos traemos entre mano y discrepen, y así acomplejarlos y que callen. En controvertido y reciente artículo, Arturo Pérez Reverte venía explicar como  en la cera de enfrente de las Cortes presenció la salida de Diputados y Diputadas que le dieron hecho un artículo sin desperdicios del que transcribo algunos párrafos “…

Hay coches oficiales con sus conductores y escoltas, periodistas dando los últimos canutazos…y un tropel de ambossexos encorbatados ellos y peripuestas ellas…no les distingo pero se les conoce por la cagada…Van pavoneándose

 Dice Zapatero y conmilitones mercenarios  odiar la pena de muerte, y así lo pregonan con énfasis en todos los foros que viene a pelo, pero,  como ejemplo  emblemático de flagrante mentira,  han hecho una ley cruel por la que las niñas preñadas con 16 años pueden decidir, sin siquiera el consejo de sus padres, el asesinato  cobarde del indefenso  hijo que llevan en sus entrañas, con la alevosa circunstancia de que a  tal  monstruosidad execrable desde todos los puntos de vista lógicos y  morales, le hacen la “cara” vendiéndole al pueblo apagado  de espíritu y razón dicha ley como “progre”, que  Liviana Aido (autora, a “cara” hecha, del entuerto), María Teresa Fernández de la Viagra, la Pagín (o como coño se escriba) y, otras ilustres damas de nuestro pegujal político   celebraron su aprobación en el congreso con efusivos abrazos, besos y carantoñas de congratulación ante las cámaras de TV.

 Y, quienes no comulguen con ley tan “progre”, según esta chusma son “fachas”, instituyendo  este palabro en tabique separador de unos y otros, con lo que a las gentes honradas y de condición ideológica sana les ponen el vejatorio palabro como sambenito para diferenciarlos  de ellos. Por ello,  y “pa dalles”, yo ya quiero ser  facha”. Y. qué pasa cabritos…

 No quiero, aún siéndome fácil, alargar este suelto  con más ejemplos, que serían interminables, del mismo tenor “progresista” que están en la mente de todos: España ofrece el mayor fracaso escolar de Europa; agostamiento temerario del erario público con riesgo para pensiones y demás servicios constitucionales sociales al ofrecer pingues y pantagruélicas   subvenciones a los sindicatos verticales zapateriles y a asociaciones afines de degustadoras de orgasmos clitóricos; al cafre cubano Castro; al orangután dictador de Venezuela, Maduro; al zorruno coletudo  Iglesias y su reala, etc.etc.

O sea, que una persona como este humilde menda que fue (y es en la memoria y en la emoción) buen hijo, buen padre, buen ciudadano, aunque  comete la incorrección política, al parecer de “facha”, de creer en Dios, que amo a mis patrias (grande y chica), y las llamo así, patrias, y lo proclamo con la palabra y por escrito, que odio el robo y la mentira en cualquiera de sus manifestaciones, que soy fiel amigo de mis amigos, que detesto al marxismo porque tiene el rostro manchado  con la sangre de 110.000.000 de seres humanos sólo en Europa…, corro el “peligro” de ser tenido por  facha” como, de hecho, ya alguno me ha llamado. Pues bien, no se repriman: si ese epíteto  es el que distingue a las personas normales y honradas de los otros, yo, quiero ser “facha” y, a mucha honra.  ¡Fuera ya complejos ante la arrogancia pedestre e intolerante de los antes mentados y demás!.  Si, yo quiero ser “facha”. Y, tras lo dicho, amárrenme el mosquito por los huevos: ¿A que viene tanto complejo  ante estos papafritas, follapavas que tras insultarte la inteligencia invoca “educassión” al devolverle el cumplido. Y Rajoy: ¡oh, que se  troncha…! ¡Majara, remanga enaguas como embozo…!

            ¿Qué llevas  hortelano

en ese rubio pañil

cubierto con verde grama?

Van limones de Alhaurín,

perillas sanjuaneras coinas

y naranjitas de Cártama y---a las espaldas: políticos—que nos roban y engañan.