Asco, lo que a cualquier persona de alma
bien conformada y mente normal le produce asco,
son sendas entradas en Fecebook
de hace pocos días, del siguiente e incalificable tenor:
1ª.- De "Cártama Verde”, que pone
en boca del actual alcalde la
siguiente perla refiriéndose al eximio cartameño, José González Marín, en
virtud de las razones que han asistido a la Corporación Municipal
de Cártama para quitarle el nombre de este cartameño ejemplar, muerto hace 57
años, al Teatro de Cártama. Según “Cártama Verde” (ojo: no lo dice bajo anónimo, sino dando la cara) el alcalde le dijo: "Es que las gentes
mayores de aquí alrededor del ayuntamiento no les gusta González Marín porque
ellos dicen que mataba personas en la Posguerra con una espada porque desde que estoy
en el poder he desayunado con ellos, yo soy de la Estación y eso no lo
conocía yo y por eso justamente se le quitó el nombre"
El daño ya irrogado a nivel mundial a una persona inocente de
todas las acusaciones falsa de toda falsedad que le hacen unos contados malformados moral a la
persona que más hizo por Cártama en la historia de ésta, con familia y amigos
que aún viven, es ya irreparable, salvo que, con dos cojones, lo enmiende, al
menos en parte, quienes de alguna manera
aparecen como autores del entuerto. Tal es así, que se han recibido llamadas de Caracas (Venezuela) y La Paz (Argentina)
sorprendidos de la especie que con alevosía inaudita han hecho circular
por las redes sociales con irresponsabilidad animal.
Digamos de
inmediato que no puede ser cierta (esta
parte no lo cree) la autoría que se le atribuye a nuestro alcalde, y menos los
fundamentos der quienes se dice en el suelto que le han informado a él, porque en Cártama nadie dijo
jamás tales cosas de González Marín, sino todo lo contrario, salvo los
consabidos de faz amarilla. La prueba de la falsedad reside en que nunca, jamás,
aporta el nombre ni siquiera de uno de “esos viejos” coetáneos de la víctima de
los infundios. Son simples y vulgares embusteros cargados de envidia de la
virtud y del valer ajeno, que siempre degenera en odio denso e irracional hasta
los extremos que padecemos en Cártama. De de tal manera han sumido a nuestro
pueblo en el atraso que a todas luces padece hoy, pero en el que toda calumnia tiene su público y
toda bellaquería su hábitat.
La 2ª muestra
antes aludida, la dejo para otra entrega; tampoco tiene desperdicios.
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Equí se insertaba un comentario de opinión sobre el Cronista Oficial de la Villa , Fernando Bravo, y una fotografía en la que aparece éste sentado en un sillón que yo por error interpreté y dije que era uno de los existentes en el Despacho de José González Marín, que Bravo hacía unos días había visitado; de ahí el error.
Un amigo, que conoce el despacho, me advierte que el sillón en cuestión no es el de Alfonso XIII al que yo aludía y existe en dicho despacho museo.
En esta apreciación concreta, me he equivocado y lo lamento profundamente, lo que me mueve a pedirle disculpas a mi amigo Fernando Bravo, cosa que he hecho pública al pie de la entrega en que se contenía (que he borrado), tanto en mi blog como en Fecebook. Dicho queda: justicia y lealtad obliga a rectificar.
Un amigo, que conoce el despacho, me advierte que el sillón en cuestión no es el de Alfonso XIII al que yo aludía y existe en dicho despacho museo.
En esta apreciación concreta, me he equivocado y lo lamento profundamente, lo que me mueve a pedirle disculpas a mi amigo Fernando Bravo, cosa que he hecho pública al pie de la entrega en que se contenía (que he borrado), tanto en mi blog como en Fecebook. Dicho queda: justicia y lealtad obliga a rectificar.