Hoy, hoy, en pleno siglo XXI, bajo el imperio de doctrinas que nacieron para proclamar la justicia equitativa universal, y otras paralelas que enfatizan en la caridad, hay personas tiradas, exhaustas y muriendo de hambre sobre la tierra en que nosotros, bien cebados de pan, de ignorancia y soberbia consumista, andamos, paseamos y desfilamos como autómatas sin alma ni corazón.
Hay millones de personas que llevan la muerte grabada en la cara y en el el cuerpo y, todos sabemos eso. Gentes que mueren jóvenes porque no tienen que comer, porque tienen hambre ayer, hoy y mañana. "Es problema de los gobiernos..." decimos mientras eructamos y rumiamos las pasturas y a la par que discutimos de deportes, política, concejales y alcaldes corruptos y, la biblia en pastas pero, ¿que hacemos para enmendarlo?.
¿No se nos rasgan las entrañas cuando confrontamos esta tragedia en la que ya por desidia de una casta política corrupta y desvergonzada de indigentes intelectuales arribistas España va cayendo? No tenemos verguenza.