En la entrega precedente se insertaba un comentario de opinión sobre el
Cronista Oficial de la Villa
, Fernando Bravo, y una fotografía en la que aparece éste sentado en un sillón
que yo, por error, interpreté y dije que era uno de los existentes en el despacho de José González Marín, que Bravo, precisamente, hacía unos días había
visitado; de ahí el error.
Un amigo, que conoce el despacho, me advierte que el sillón en
cuestión no es el de Alfonso XIII al que yo aludía existente en dicho
despacho museo.
En esta apreciación concreta, me he equivocado y lo lamento
profundamente, lo que me mueve a pedirle disculpas a mi amigo Fernando Bravo,
cosa que he hecho pública al pie de la entrega en que se contenía (que he
borrado), en este en mi blog como en Fecebook. Dicho queda: justicia
y lealtad obliga a rectificar.