viernes, 7 de febrero de 2020

INFLACIÓN JARIFEÑA “CARTAMHITANA”

      
Casi  todos los aquí aludidos, un tanto en coña (“al mal tiempo…”), son amigos y, además, encastrados en mi corazón; pero ya se dijo que el mulo por lo que vale y, sin taras ni vicios ocultos. Lo uno no quita lo otro. Y,  a lo que vamos, dicho lo dicho.

Según noticias oficiosas, o sea que no me fío un cabello  de la fuente  que, ojo,  viene  del entorno oficial y, ya sabemos que hoy lo políticamente correcto es lo que han dado en llamar "la posverdad", o sea la trola, la fábula alimoche, el embuste, lo falso, el  enredo,  el engaño,  el simulo, y, en definitiva, la mentira monda y lironda.

Pero,  verdad o mentira, vaya usted a saber, a mi me han dicho que el PSOE ha encargado a un  grupo afín  constituir  un pelotón de gestión cultural para  ir preparando el terreno y restituirle el nombre de José González Marín al teatro, José González Marín  que, desde algún tiempo, y por razones que sólo en el cielo conocen  en todos sus intríngulis, se lo quitaron y le pusieron un pretencioso topónimo, falta de ortografía incluida: CARTHIMA. Me decía mi amigo Paco Pino, capaz por muchos años de seminario,  de escribir  la tercera parte del Quijote en latín y, que esa “H” intercalada en un término latino pega patadas en un huevo. Bueno, lo de “en un huevo” lo digo yo que ya dije que voy un poco en coña.

Muy en serio sí digo  que,  a  menda, no le gusta un pelo que sean los que le quitaron el nombre sin haber explicado aún las razones del entuerto culturicida,  sean los que ahora digan que se lo van a restituir. Algo se traen entre manos, y, habiendo políticos de por medio es de temer que tenga truco político el trámite. ¡Anda que no…!  Restituirle ahora por estrategia política el nombre de José González Marín  a la sala que por agravio comparativo lo titularon con una pantomima ocurrencia, evacuada por  cualquier indigente caletre, no va a paliar ya el enorme daño que se le ha hecho a Cártama en las afueras de la misma porque manda huevos: Ni al que asó la manteca se le hubiese ocurrido quitarle el nombre (en su pueblo natal) de un egregio personaje de fama mundial que creó un arte nuevo y como actor genial escenificó  la poesía  de habla española  que llevó al pueblo liso y llano de  tres continentes recitada de forme sublime asequible a todas las clases sociales e inteligencias. No, no le corresponde el honor  de  restituir el nombre que sugirió con justicia un alcalde socialista en 1.935 (antes de ser “paseado”) en el momento que el gobierno de la república le concedió por su labor cultural en todo el mundo de habla española la condecoración más alta que se concedía, y se concede, a un civil: La Gran Cruz de Isabel la Católica. No,  por favor déjenle al teatro, José González Marín, el ridículo nombre que le han puesto. Es el que cuadra hoy.

Y volviendo la Grupo Jarifa: Aquí tenemos una calle Jarifa, un Instituto Jarifa, un libro Jarifa, la feria familiar de septiembre la quitaron para instituir una celebración de formato agareno  andalusí  que llamaron Jarifa y, al antes mentado grupo cultural, ¡¡coño, también le han puesto Jarifa…!! Se cumple el adagio de aquel que cogía  una linde y ni él dejaba la linde ni la linde lo dejaba  a él.

A  “toesto”, la obra,  “El Abencerraje y  la hermosa Jarifa”, en que se funda todo el zipizape “jarifeño”,  en donde menos desarrollo tuvo fue en Cártama, a diferencia de Coín, Álora y Antequera auténticos escenarios fundamentales. Sólo recuerdo referido a Cártama en el citado  romance fronterizo, estos elocuentes versos:

---“En Granada fui nacido
    De una mora de valía,
     Y en Cártama fui criado
     Por triste ventura mía….”

            Vale por hoy, queridos paisanos. Mañana seguiremos platicando.