miércoles, 10 de junio de 2020

BREVE Y POR DERECHO

María, la Madre buena | Yo canto como David
"!Madres buenas yo os canto como David...!"
                                                    
                A mi me cuesta vencerme a mí mismo y tengo dificultad para tolerar la mentira y la calumnia (¡me han hecho tanto  daño…!); los cobardes, observadlo, van siempre a la persona humana y no a los hechos porque los que esgrimen y te  acusan a ti  de ellos, son  los suyos; en esto son  muy expertos  los políticos y, las putas:   solo le dice puta una puta, a otra puta, y a un político sólo le dice oprobios el que es más oprobioso que él. Es una defensa mezquina, pero es así.

                Pero cuando se logra vencerse  a sí mismo, quedan  vencidas las demás cosas, incluso los hijos de puta vocacionales,  fracasados en  tal  empeño morboso, porque  sus madres son siempre  abnegadas santas. Siempre existió  el hijo de puta vocacional pero, ahora, son como plaga bíblica de saltamontes (mejor dicho: de  cigarrones); y  no consiguen ser hijos de puta efectivos  de rapaterrón por faltarle el propicio concurso materno. Parménides, el griego de Samos,   explicaba  esta dicotomía óntica de brillante forma.
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                Al hilo de lo anterior: Hace  días, en plena calle yendo ayudado a caminar de bastón y asistenta de Dependencia, nos  ocurrió algo que desde mi  juventud  no veía y que, por lo visto, ha vuelto:  Un joven  de abatida  traza   nos pidió un euro para tomarse un café con dos amigos  más que, “miren ustedes en donde me esperan”.  Yo le dije, “toma tres  porque con uno poco haréis"; mi acompañante se arrascó  dos del bolsillo diciéndole,  “y yo os pago los churros del desayuno”.  “No señora, no hace falta, en la churrería nos han dicho que vayamos por los churros de gorra”.                  ¡¡ Cóge   los dos euros,  no me los desprecies ¡¡”
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!Qué paz y sosiego interior me acompañó todo el día, reflexionando si Dios cuando creó el sentido de solidaridad con el  prójimo  hermano en Él, debió de crear políticos. Sí, hizo bien en crearlos, porque como todo en la vida, los hay  de condición ejemplar e hijos de putas vocacionales,  con santas madres;  es una paradoja: ¡todas las madres son buenas. ¡Cómo lo se...!.