sábado, 20 de junio de 2020

EL GATO NEGRO DE CASA



Siendo niño, y
 mientras jugaba 
en la puerta del cortijo
en  que moraba,
vi caer desde el alero
un patalete indefenso.
Mientras corría en su auxilio,
el gato negro de casa,
mucho más veloz que yo
al gorrioncillo se zampa.
Llorando a lágrima vida
¡mama, ven, corre…!
Con su delantal de trajín
La madre: “¡qué te pasa hijo mío…!”
“¡Mama mira las plumas
Del patalete que se ha comido
El gato negro de casa”
“¡No me llores mi niño
eso son cosas que pasan
de las que aún no sabes nada.
Vente conmigo amor chiquito; 
y en una silla de aneas
me meció en sus rodillas:
tic tac, tic tac, tic tac, tic…
“Eres mi niño  chiquito 
y yo te llevo a tu cuna
en la que siempre te mece
el Ángel que a ti te quiere.” 
El micifuz de mi hogar
felinamente me había dado
la primera lección práctica:
Que el pez grande se como al chico,
que el rico explota al pobre 
y, que Dios a veces se duerme 
dejando que el fraude gobierne.