HOMENAJE PÓSTUMO.
Ponente: Fco. Baquero
Luque
( Sala “ El Pimpi”, 3 de
febrero 2.003 )
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En la fecha que aparece arriba un grupo de intelectuales y artistas de Málaga ofrecieron un homenaje póstumo a la poetisa malagueña con raices en Cártama, Antonia López Cisnero, en donde tiene familiares (familia Espinosa y, una hermana madre de Juan Navarrete dueño del Estanco de Estación de Cártama) y ella pasaba otrora temporadas en una finca de la familia Espinosa cercana al río Fahala en Cártama.
Entre los intervinientes lo hizo Francisco Baquero Luque que dijo lo siguiente en honor su amiga:
Buenas noches:
De entrada, quiero dejar constancia
de que mi aportación en este homenaje póstumo a Antonia Lopez Cisneros, se justifica, aparte de por
la sincera amistad que como todos los presentes también yo cultivé en ella, en que lo hago en nombre de Cártama, pueblo
al que como veremos, Antonia tenía muy asentado en sus entrañas. Lo se porque
así me lo manifestó, y demostró, incluso poéticamente, en muchas ocasiones.
Si, estoy emocionado porque al
hablar en este acto, lo hago de una amiga del alma, y, por ella,
necesariamente de mi entrañado pueblo de
nacencia, CARTAMA en donde Antonia también tenía hincadas raíces con las que libó parte de la sabia de su poesía.
A más de lo dicho, de inmediato debo aplaudir,
porque es de justicia hacerlo, el
acierto de los organizadores de este
necesario agasajo posterior a nuestra amiga, cuya humanidad quedó tan
amorosamente ahincada en el corazón de
cuantos tuvimos la suerte de conocerla,
tratarla y disfrutarla, tanto en la nobleza de sus sentimientos, como de su altura
poética que tan constatado queda en este mismo acto. Acto que , por otro lado , nos restituye, aunque
solo sea por breves momentos, en el ánimo de todos, la gozosa presencia de aquella gran mujer que hizo de su vida un
canto a la amistad, que es poesía, y un culto a la poesía que es, sin bien se analiza, una recreación de la
creación.
Antonia López Cisneros, en
efecto, por ancestro familiar tenía
algunas de sus raíces asidas a la tierra cartameña, de donde, como de las
sugerentes olas de su malagueño mar, por ella misma supe que, por esas raíces y
de ese terruño, libó savia y motivos para no pocas creaciones de su poemario.
En su juventud solía pasar largas temporadas en la llamada “casilla tomiza”, vivienda y
casa de labor que sus familiares tenían
en lo alto de un cerro al resguardo de las traidoras inundaciones de los ríos
Fahala y Guadalhorce, con la era de trillar a un tiro de honda, la cocina y el
horno para cocer el amasado pan de cada día comunicado con la casa por un
cobertizo. Ambiente idílico, que seguramente le inspiró estrofas como estas
suyas:
“ ... En las noches serenas te
presiente.../ El sol quemando está la sementera, // el aire lleva el tamo de la
era, // y yo, en mis sueños, te tendré presente”
Refiriéndose a esta casa campera me
confesó varias veces que desde la atalaya en que se enclava se extasiaba oteando en el horizonte las
impresionantes puesta del sol en la hoya
gualdalhorceña que contrasta con el valle que se extiende a sus pies ; y
que valoraba poéticamente los mensajes
de aquella naturaleza elemental con sotos que en las primaveras plagan de nidos los pájaros que en los atardeceres inundaban
el aire con su algarabía al disputarse la quedada en la arboleda cercana ;
desde aquel altozano escuchaba el
soñoliento serrar de la cigarra y el pausado canto de la tórtola encobando su nidada; allí vivió
espléndidas noches de luceros y de luna
con cantos de grillos y ladridos de perros en lontananza; una salmodia global y
perenne que seguramente aportaron no pocas notas a la cítara de nuestra ya
físicamente ausente amiga, que le inspiraron versos de este tenor:
“ ... Se va entre bruma suave y diamantina //
ocultando su luz tras la montaña...//. La luna se ha sentado en la colina //
esperando el lucero que la engaña, ...// Los pájaros se agitan y revuelan //
buscando su aposento entre las ramas, ... // Los grillos y las ranas se
desvelan // y saltan o se esconden en las gramas // y a sus hembras les trovan
sus amores ...
Cuando una noche de tertulia poética en el bar, El Jaral, bar de su
hermano Luís, hace unos siete años me
presentaron a Antonia López Cisneros, ambos convenimos en que teníamos la
impresión de conocernos de antes de
conocernos en aquel momento. Después caímos en la cuenta de que allá por
finales de la década de los setenta y principio de los ochenta, siempre que yo
desde Cártama venía por Málaga, me pasaba por las dependencias policiales
ubicadas en la Aduana
para recoger (y tomar café con él), al
entrañable amigo común y decidido admirador de ella, y como yo periodista
empírico, Manuel Téllez Laguna, quien, por cierto, tuvo tiempo antes de morir
para dejar escrito con densa y amena prosa, tres formidables libros de
investigación , “ El Borge” , “Paco
Palma, escultor- imaginero” , y una “ Historia de Comares”, a cuya creación
Antonia le animaba.
En otra ocasión, después de aquella noche de El Jaral,
recordamos Antonia López y yo que fue de
aquellos años --- cuando nos presentó Manuel Téllez en el Estanco que ella
tenía frente a la Aduana
--- de donde emanaba esa sensación que ambos tuvimos de ser amigos desde antes
de conocernos. Y recordamos como con el común amigo Téllez Laguna hablábamos en aquel entonces de poesía, del
terruño cartameño en donde para más, vive desde hace quizás cuarenta años una
hermana suya con la que también pasaba algunas temporadas. Y de que, aunque muy
lejanamente, era parienta del célebre rapsoda cartameño, que tanto ella me
recordaba en sus recitados, y al que homenajeó para mi en unos versos que de su
puño y letra me regaló dedicados, datados en octubre de 1.999, de los que
aporto este fragmento:
“¡Ay
Pepe González Marín,
yo vi. en ti:
bajar
los alcores
con
sus caballos caretos
aquellos
siete ladrones...
En
calle Carretería,
Paraste
al Cristo sangrante
“pa”
cantarle una saeta
con
tu perfil camboriano
y
tu voz clara y vibrante.
Los
pregones malagueños...
¡ay
boquerones del alba!
Yo
te (oí) cantar la nana...
Y
la misa de aquel padreMiguelito
por
seguirilla gitana...
Y
a la guapa malagueña
con sus caracolas negras.
Y al señorito Camborio
Que se murió de perfil
De una manera que nunca
Se volverá a repetir... ”
Y, ¡como no se
va ser devota de la virgen de Los
Remedios si se tiene raíces clavadas en la tierra de Cártama!; ¡ni dejar de cantarla si se és poeta !. Entre
otros recuerdos, tengo varios poemas suyos a la Virgen de Los Remedios
escritos también de su puño y letra con datas que van de los años 50
a los últimos de su vida, cuando ya como un Cristo subía
la escarpada y catársica pendiente del dolor humano, que como los elegidos los transitó cantando de esta manera :
“Repica fuerte campanero
que ya va entrando en su templo
la Virgencita morena
Madre de los cartameños...
¡Ay Virgen de los Remedios!,
yo te pido cada día
la salud sin regateos...
y quisiera que la fe
levante en mi pecho un templo...
Que yo vengo Madre mía
A verte siempre que puedo
para postrarme a tus plantas...”
Yo
hablaba con Antonia en sus últimos años todas las semanas, y la quise porque
pude conocer la limpidez, el resplandor y el vuelo de su inteligencia, y lo
sano, fresco y noble de aquel hermoso y bravo corazón. Siga con nosotros su
obra y su recuerdo.
Esta es mi
humilde aportación a tan merecido homenaje a Antonia López Cisneros.
Muchas gracias
.