El esclavo del pueblo
El amo apreciaba tanto a aquel
esclavo sumiso y servil que, por hastío, lo hizo libre. Le hastiaba, en efecto,
tanto servilismo. Pero el pobre siervo no se
adaptaba a la nueva vida de hombre libre sin amo al que adular y obedecer con sumisión ciega. Y se arrepintió
de ser libre. No sabía, ni quería serlo; no había nacido para ello.
Volvió a
gozar de la plácida comodidad que, como esclavo, tuvo antes y, se le esponjaba el
ánimo con la admiración que el amo mostraba sobre su
servilismo, y que a todo el mundo ponderaba. Halagaba la vanidad del siervo que el
amo le tuviera por bueno, y defendía a éste a trote y moche do quiera que
encartaba...
El tonto del pueblo
Se cansó, por pensar con su
propia inteligencia sin pedir permiso a los guardianes de lo políticamente correcto, de sufrir desdenes, ostracismo, odio, vituperio y hasta persecución más o menos
explícitas.
En vista de ello, declinó pensar por sí mismo, y ya fue respetado, admirado, “armado”, no caballero (¡que va...!), sino sabio virtual entre ignorantes del pueblo.
Incluso forma parte de reuniones culturales, (siempre que siga la línea
“oportuna”) y de juntas de defensa del patrimonio, siendo halagadoramente
consultado en lo baladí, y, hasta le tienen prometido un puesto de aspirante al
“comeero” en la pileta pública. Desde que realmente es el tonto del pueblo,
pasa por el más listo, y es el más feliz de los mortales y..., no crean ustedes: puede que lo sea. El buen
hombre se cree ya un Gulliver en el país
de los enanos.
Un amigo al
que he leído este suelto antes de
publicarlo me ha argüido:
--Eso lo
dices tú por alguien conocido...
--Por
favor, ¡noo!; ¡ni mijitas!; es un mero relato corto de los míos que quizás debí
titular con el apelativo, “Cacicato de mierdilandia”
De caletre ajeno
“Los más grandes genios del siglo XX y lo que
va (in crescendo, digo yo) del siglo XXI, son aquellos que con mayor
destreza enmascaran el vicio y la corrupción”