Recuerdo que en una carta de 13.12.1.936 -- “Epistolario inédito” (que no tiene desperdicio) -- Unamuno decía a Quintín de Torre entre otras cosas: “En este estado y con lo que sufro al ver este suicidio moral de España, esta locura colectiva, esta epidemia frenopática...figúrese como estaré. Entre los unos u los otros -- o mejor los hunos y los hotros-- están ensangrentado, arruinando, envenenando y entonteciendo a España”
“Entre marxistas y fascistas, entre
los hunos y los hotros, van a dejar a
España inválida de espíritu”
Clarividente
don Miguel de Unamuno: Hoy pasa lo mismo y, además, también
con los hunos y los hotros, sencillamente porque todos son uno... digámoslo sin ambages: Unos desaforados,
fuera de la historia y desconocedores de ella, fanáticos y sectarios que en efecto, han ensangrentado (terrorismo
no finiquitado), arruinado, envenenado y entontecido a España mediante una
distorsión burda de los hechos, y que viven de la división política.
Para
explicarlo a lo basto y entendernos todos, se me ocurre un símil. No hay día en
que al asomar el sol no nos caliente el caletre de indignación con la noticia de un nuevo robo perpetrado
por la bíblica epidemia de políticos
corruptos que en todos los pueblos de España, o sea, en todo el Estado, hemos votado sin que tengamos reaños para botarlos, sencillamente porque,
como decía Unamuno, encima de expoliarnos nos han atontado.
Entrando en
el antes aludido símil, España es como
un enorme teatro en donde una nutrida banda de músicos, los políticos, ocupa el amplio escenario. Están corrompidos desde el director (ya me
entienden) hasta el último soplagaitas, quienes, lógicamente, desentonan porque
la mayoría de pitorreros no saben solfeo
adecuadamente, y eso que son más que espectadores hay en el patio de butacas,
plateas, palcos y gallinero juntos; además, he aquí lo grave, el que mueve la batuta ha sido elegido para el
cometido, no por su méritos melódicos sino
por fidelidad a la trupe, de la que tiene carné. Por eso cuando abre la partitura con la Novena de Beethoven interpreta, "Tengo una Vaca lechera, me da leche merengada, tolón. tolón...", si es Rubalcaba, y, si Rajoy, se pone la batuta tras la oreja, las manos en los bolsillos y que cada músico toque lo que le salga de semejante sitio.
A base de escuchar a esta clase de músicos (entiendan la parábola) hoy ya España entera ha perdido el ritmo.
A base de escuchar a esta clase de músicos (entiendan la parábola) hoy ya España entera ha perdido el ritmo.
El
diagnóstico que de los síndromes de nuestros políticos aventuran los medios,
tertulianos, columnistas, y la porción de pueblo que aún conserva capacidad
crítica, está sobradamente hecho: Nuestros políticos son una caterva (con las lógicas excepciones,
que, quizás no tanto ya que de ser distintos habrían dimitido y
huido de tal pandemia de corruptos), de cacos y filibusteros que no tienen cuya solución a de ser por las buenas o, por las urnas, porque otro Franco no parece que esté,
afortunadamente, a la vuelta de la esquina, ni los tiempos van en esa línea.
Una España
que ante esta ruina económica y moral no reacciona, es que, como decía Unamuno,
la han dejado inválida los hunos y
los hotros, que vienen a ser uno.