lunes, 18 de marzo de 2019

LA FAMOSA PROCESIÓN DE LA VIRGEN LOS REMEDIOS DE MI PUEBLO

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Salida del templo a procesión un 23 de abril, de la famosa imagen de Ntra. Sra de Los Remedios de Cártama

Este imperfecto poema me lo inspira el recuerdo de la primera vez que en mi vida (tenía sobre seis años), estuve  en una procesión de la Virgen de Los Remedios, a la que me llevó una tía que paseó por el recorrido el estandarte, y yo,  era uno de los niños que asía una de las borlas de éste. Fue el 23 de abril de 1.936. Soy consciente de los defectos métricos de este relato, pero me salen del alma y,  en muchos pasajes, no he podido reprimir alguna lágrima.
                                            ***
Las  campanas agoreras  de Cártama famosa,
 son heraldos centenarios  del tiempo,
cuando lanzan  al aire sus repiques de gloria
cada   veintitrés de abril   desde siglos   pasados.  Bn       
Sus repiques espantan  bandadas de  vencejos y palomas   
que, raudas, cruzan el espacio cual saetas voladoras;
es el día mariano señalado   que hacen suyo,
miles de devotos guadalhorzanos y  lugares  remotos.

Durante el desfile procesional, una  turba bulliciosa de zagales
rodean jubilosos a “Morenito” el pirotécnico,
que va lanzando al aire   cohetes  y ruedas con  petardos.

Y, tras el trono, un  gentío,  el cura revestido y el Concejo.
Es la procesión de la “Virgen de  los Remedios”
patrona de Cártama desde luengos siglos.

Apiñados van  los piadosos, encendidas sus velas,
con  el amor y la  fe sencilla que profesan a la Virgen milagrosa.  

En doble fila la procesión  ya está en la calle
y aún dentro del  entrañable  Templo Santo,
emocionados y orantes, quedan romeros.

La cruz parroquial sale escoltada  del lugar sagrado
Para unirse en su marcha  al cortejo y
un, ¡¡Viva la Virgen de los Remedios…!!
humedece de piedad  los ojos
de los fieles, nativos y foráneos que integran el cortejo.  

Por fin,  la Virgen en su trono gana la calle 
a hombros de  de hombres y mujeres,
y la vieja plaza se enciende de bengalas
desde los balcones  que abarrotan  gentes.

Se oyen espirales de oraciones musitadas
Entre el aroma bíblico  del incienso,
tintinean las místicas   campanitas  del  Trono
mientras andando hacia atrás cara  a Ella,
 fieles devotos portan grandes cirios de luz trepidante
 que son notarios de milagros,  que la Virgen hizo  a cuitados.

Un silencio  de velas  enfiladas    por cada acera, recorre el itinerario,
y el niño de la mano de su  madre nos recuerda
que  el  candor de  ellos  “es el Reino de los Cielos”

En fechas aciagas que bien recuerdo
las madres y las novias pedían a la Virgen  
por quienes  luchaban en trincheras lejanas
y,  las “madrinas de guerra” (1), oraban  por su  soldado  ahijado.
 el anciano a quien los años curvan,
 una lágrima premonitoria  le chorrea,
que con disimulo enjuga con  los pliegues del pañuelo
mientras mira  a la Virgen suplicante y esperanzado.

El veintitrés de abril de cada año, todo el pueblo
y  foráneos devotos en reatos de devoción  van a la procesión
con amor, que Amor es la poesía de Dios
rimada con  su grandiosa e  inefable Creación.

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(1).- Rememoro aquí  los años tras el 7 de  febrero de 1.937, que entraron los nacionales y Cártama quedó en retaguardia, a las  generosas mujeres jóvenes que se hacían, a requerimiento de algún soldado que sufría en el frente de batalla, ser su“madrina de guerra”, incluso sin conocerla ni necesariamente  ser del mismo pueblo, habiendo el soldado obtenido referencias de ella y su dirección, por otro compañero de trinchera.
Las “madrinas de guerra” entablaban correspondencia con el soldado dándole ánimos y consuelo al tiempo, que le remitía al frente tabaco, ropa interior, chocolate y otras golosinas. Muchas veces recibía contestación a sus cartas informándole que al ahijado lo había matado una bala enemiga.
Una peculiaridad de este  suceso, eran los devotos foráneos que, ya de madrugada, muchos incluso andando descalzos por promesas, venían de otros lares  para rezar a la famosa Virgen, Nuestra Sra.  de los Remedios, cuya imagen y tradición de cinco siglos  se conserva hoy porque el bondadoso y genial artista, hijo de Cártama, José González Marín, “la raptó”  de acuerdo con el párroco, el mártir Juan Martín Serrano,  y la tuvo año y medio por todas las repúblicas, ciudades y pueblos de Iberoamérica en loor de poesía y devociones.  
Allende el océano nuestra Patrona era  promocionada desde los escenarios, en donde tarde y noche de cada día recitaba el genial cartameño y  este contaba la Historia de aquel, su pueblo español. La de  la  Virgencita “chiquita”,  sus milagros y las razones históricas de su exilio por tan lejanas tierras. A Ella, allá en aquellas  lejanas tierras le rezaron herederos de españoles emigrados que lloraron de saudade y emotivos ecos de una patria, España,  tan  lejana. Y cristianos italianos, alemanes como también, indios integrados y mestizos cuales:

En Paraguay, Guaraníes,
Bolivia, Aimaras y Quechuas
Guatemala, Quiches, Kaktchiqueles, Mams,
Perú, Quechas
Chile, Mapuches
Colombia, Guajiros,
Honduras, Caub
Nicaragua, Misquitos
Venezuela, Waraos
Etc.etc.etc.