domingo, 20 de marzo de 2022

 

AL MÍO, EN EL DÍA DEL PADRE

 

Tú, padre mío, ha tiempo que con Dios

 Te fuiste, pero me dejaste heredero

 De una cultura, empírica, pero enjundiosa

Y de valores plena: la labriega y, el

Amor al campo que te corría por las venas.

Fuiste, como todos los de tu casta campesina

Serio, trabajador incansable y abnegado

En la desigual brega con la tierra

Para obtener  el solidario pan de cada día.

         *

 Padre, con tus manos sembradoras

Obtenías la divina realidad del trigo

Para amasar el pan de cada aurora

*

Tu alma templaba el ritmo de la siembra

En la tierra, tal sagrada hembra

Que te ahijara  espléndidas cosechas

*

Tu mano castraba el panal de las abejas

Y conducías  el agua de la fresca acequia

 Que  riega el vientre de la fértil huerta.

*

 Para el campo tenías corazón de nido,

Y en el campo ponías la esperanza

De un honrado porvenir para tus hijos.

*

En el viejo monorrimo pueblerino,

Mis  primeros versos  ensalzabas al vecino:

Se los leías…, me mirabas… y, sonreías.

*

Y tu sonrisa limpia es mi seguro,

Y es mi empeño convertir tus besos

En rosales de amor de mi futuro.

*

Tu esperanza era el buen Dios que regresa

Cada año en los hilos dorados de la lluvia

Para hacer de cada surco una promesa.

*

Tu destino era seguir la yunta en la besana,

Despertar con la alondra a la alborada,

Y atrojar el grano ya separado de la paja.

*

Ahora, ya viejo y circunspecto,

Ahondo en el fondo de tu alma,

Y, de gozo, se me inundan los adentros,

Porque de  ti supe  con certeza

Que cada palabra es una trinchera,

El concepto honesto  un latigazo

Y la verdad, la mejor bandera.